viernes, 23 de abril de 2010

Capítulo Veinticuatro

Durante el final del decenio de los 1960, las actividades de A.A. de Bill, llegaron a ser más limitadas de lo que habían llegado a ser en cualquier tiempo, durante los 20 años previos, de manera que estuvo libre para perseguir una diversidad de intereses.
Uno de ellos fue el regreso, de una manera pequñá y limitada, al campo de Wall Street que había abandonado - y por el que había sido abandonado - tres deceniso antes. Una vez más, se le pod?ria encontrar en una mañana, con los pies sobre el escritorio de su oficina y las cenizas de un cigarro siempre presente, esparcidas sin darse cuenta sobre el chaleco, leyendo la página financiera del periódico. Como le escribió a Dave D.
"He regresado a los negocios, sintiendo que debo hacer la misma demostraicón de mis compañeros que tienen, en su mayor parte, que regresar al mundo de los negocios e intentan relacionarse a él. Así que, ¡después de todo, he regresado a Wall Street! Esto está demostrando ser muy beno para A.A. y una excelente terapia para mí. confieso que más bien me que?de emocionalmetne arruinado en una sobredosis de buenos trabajos, y es bastante curioso que la nueva actividad parece haberme cargado otra vez".
A principios de los 1960 fue cuando Bill vilvió a estar en contacto con Hirshhorn, el brillante financiero que le había dado empleo a principios de los 1930, cuando nadie más lo haría. Ahora más rico que nunca, Hirshhorn también había llegado a ser famoso por su colección de arte y había donado un museo, el Hirshhorn, ahora parte del Instituto Smithsoniano.
Robert Thomsen, autor del libro "Bill W.", narra cómo los dos reestablecieron el contacto, una tarde cuando Bill y Lois iban de prisa a tomar un avión. En el Aeropuerto de La Guardia, bill y Hirshhorn chocaron literalmente uno contra el otr. No se habían puesto los ojos
encima durante 30 años e intercambiaorn saludos de agrado y emotivos. entonces Joe le preguntó a Bill qué había sido de él, a lo que un poco sorprendido Bill respondió que creía que todo el munod lo sabía: Había llegado a ser el Borracho Número Uno de Estados Unidos. De la respuesta de Hirshhorn se deduce que no tenía idea acerca de qué estaba hablando Bill.
'Sabes Joe', dijo, 'A.A.'.
'Oh', exclamó Joe . . . estaba encantado. ¡encantado! Ya que ciertamente bill era un hombre que necesitaba encontrar A.A.; y con esto, se apresuró a tomar su avión".
Continauron conservándose en contacto, reuniéndose en comidas de una manera ocasional y por otra parte comunicándose por correo o teléfono. Hay un registro de correspodnencia entre los dos hombres, desde 1962 hasta 1966, sólo sobre asuntos financieros. en apariencia Hirshhorn fue capaz de ayudar a Bill en esa época (en más de una carta, bill expresaba su gratitud, es probable que por la anterior lealtad de Hirshhorn) y por su parte, Bill proporcionó a Hirshhorn los frutos de sus investigaciones e intruiciones sobre el mercado.
Bill estuvo ansioso de compartir su riqueza, todo lo escasa o abundante que pudiera ser. Su generosidad fue legendaria alrededor de los que estaban en el programa y por una buena razón: no tenía fondo. (Una de las cosas que hizo habitualmente fue mandar, como regalo, las piezas nuevas de la literatura de A.A. en la parte de debajo de las copias al carbón de incontables cartas escritas por él, hay recordatorios de mandar también un ejemplar d cualesquiera fuera su último libro. Autografiaba cada uno antes de mandarlo y la inscripción siempre fue ingeniosa y personal).
Empezó a incluir a los amigos y familiares en los resultados de su invetigaicón financiera. su madre había tomado con tanto entusiasmo Wall Stree y le había ído tan bien con sus inversiones que cuando falleció - en contraste con el padre de bill, que muró sin un centavo - había acumualdo un capital que era aproximadamente de 100,000 dólares.
Herb M., gerente general de la Ofician de Servicios Generales de A.A., desde 1960 hasta 1968, fue uno de os que recibió el consejo financiero de Bill. A sugerencia de bill, junto con su esposa, compraron 600 acciones de las tierras petrolíferas de la columbia Británica. Herb refirió:
"Bill vendría y me informaría sobre ellas, que cada vez se debilitaban más; y luego, cuando me jubile, Bill insistió en comprar y darnos suficientes tierras petrolíferas de la Comunbia Británica, de manera que pudimos vender todo el paquete, inlcuyendo lo que teníamos y recuperar todo nuestro dinero. todos esos años le había preocupado que no dieran dividendos tenía esta forma divertida, elíptica, de ayudarnos a recuperar todas nuestras pérdidas económicas".
A principios de los 1960, bill llegó a estar involucrado en una nueva idea para convertir calor en electricidad. Aunque la inquietud nacional acerca de la escesez de energía no llegaría hasta diez años despué,s ocmo acostumbraba, bill estab aadelantado a su tiempo. Stan Ovshinsky, un inventor de Detroit, había desarrollado lo que pensaba que era una forma nueva y barata de convertir calor directamente en electricidad. La compañía de Ovshinsky, Energir Convertion Laboratories, se formó para llevar al mercado la idea. El inventor necesitaba ayuda, tanto para capitalizar suproyecto como para venderlo. Humphry Osmond se lo presentó a Bill, ya que como aseguró Osmond, Bill era una de las pocas personas que poseían una combianción de conocimiento financiero, imaginación científica y altruismo.
Ovshinsky resumió la involucraicón de bill en el proyecto: "Vio lo que estábamos haciendo aquellos días y llegó a estar muy emocionado con el proyecto. En realidad, en esa época no estábamos haciendo negocio; éramos como un grupo de investigaicón haciendo algo en lo que él estaba interesado y quería ayudar en todas las formas que pudiera. Se involucró en mi manera de pensar acerca de la converisón de la energía de la fotovotovoltaica de la electricidad térmiaca, miraba mucho hacia delante y pensó que la íbamos a lograr algún día, ojalá que estuviera vivo para ver los progresos que hemos hecho. En realidad fue una de las personas más excepcionales y únicas que haya existido en el mundo""
La compañía de Ovshinsky fue especulativa, pero toda?via existe. En 1977 el Wall Street Journal presentó una historia de una página acerca de sus teorías; además, la Standard Oil de Ohio invirtió mucho en su compañía.
La involucraicón de Bill con J. Robert Oppenheimer, fue de igual manera magnética, aunque en cierta forma más breve. Ambos se conocieron en Trunk Bay en el Caribe, en donde Bill y Lois estaban de vacaciones. Inmediatamente se atrajeron el uno al otro, siendo probable qu e cada uno sintiera en el otro un espíritu afín. Después de largas caminatas y largas pláticas, el físico presentó a Bill la idea de unírsele en el Instituto para Estudios Avanzados, en Princeton. Oppenheimer quería que Bill supervisara y evaluara algún trabajo que se estaba haciendo ahí particular, de la depresión. En tanto que finalmente nada resultó de estas sugerencias preliminares, parece que Bill, sin importar hacia qué dirección se volvería, estaba siendo enfrentado con los posibles aspectos fisiológicos y químicos de un problema que, con anterioridad, había enfocado exclusivamente sus ramificaicones psicológicas y espirituales.
Uno de los proyectos que bill había planeado para su "jubilación", fue ocuparse de una tarea sin terminar: el reconocimiento de la deuda de A.A. con la incontable gewnte que sentía eran los responsables de su creación. Encabezando la lista estaba Carl Jung, el psicoanalista que
había dirigido a Rowland H. y subsecuentemente a Bill mismo - vía Ebby - en una direcicón espiritual.
La carta de Bill a Jung, fechada el 23 de enero de 1961, está entre las más elocuentes de las miles que escribió durante su vida. Después de presentarse a sí mismo, Bill escribió:
". . . Me pregunto si usted está consicnete de que una cierta conversación que una vez tuvo con uno de sus pacientes, un Sr. Roland [sic] H., allá a principios del decenio de los 1930, desempeñó un papel crítico en la fundación de nuestra Fraternidad.
. . . Nuestro recuerdo de las afirmaciones de Ronald H. respectoa su experiencia con usted, es como sigue:
Habiendo agotado otros medios para recuperarse de su alcoholismo fue alrededro de 1931 cuando se convirtió en su paciente. Parece ser que durante un año permaneció bajo sucuidado. su admiración por usted no tenía límites y al término del tratamiento se quedó con una sensación de mucha confianza.
Para su gran consternación, pronto recayuó en la intoxicación. convencido de que usted era su "última tabla de salvación", regresó uan vez más bajo su cuidado. Luego, siguió la conversación en la que usted se iba a convertir en el priemr eslabón de la cadena de acontecimientos, que condujeron a la fundación de Alcohólicos Anónimos.
. . . Ante todo, le habló con franqueza de su desesperanza, al menos en lo que podía referirse a cualquier tratamiento médico o psiquiátrico posterior. Esta sincera y humilde declaración suya, sin lugar a dudas fue la primera piedra básica sobre la que, desde entonces, se ha construido nuestra Sociedad.
Al venir de usted, en el que tanto confiaba y al que tanto admiraba, el impacto sobre él fue inmenso.
Cuando, entonces, le preguntó si habría alguna otra esperanza, usted afirmó que podía haberla, contando con que él lelgara a ser el sujeto de una experiencia espiritual o religiosa; en resumen, una revisión genuina. Le señaló cómo una experiencia así, si se llevaba a cabo, podría remotivarlo cuando ninguna otra cosa lo haría; sin embargo, le advirtió, que en tanto esas experiencais, algunas veces llevaban la recuperación a los alcohólicos, no obstante, relativamente eran raras. Le recomendó que se ubicara en una atmósfera relgiosa y que esperara lo mejor. Cro que ésta fue la sustancia de su consejo.
Poco después de eso, el Sr. H. ingresó al Grupo Oxford, un movimiento evangélico que entonces estaba en la cúspide de su éxito en Europa, el que indudablemente a usted le es familiar. Recordará el gran énfasis que ponían en los principios de la búsqueda en sí mismo, la confesión, la
restitución y el dar de uno mismo en servicio de otros. Subrayaban con fuerza la meditaicón y la oración. en este ambiente, Roland H. sí encontró una experiencia de conversión que lo liberó,por el momento, de su coompusión por beber".
Muy larga en su totalidad, la carta prosigue narrándole a Jung cómo llegó el mensaje a Bill en el punto más bajo de su alcoholismo; describió su propio despertar espiritual, la fundación subsecuente de A.A. y las experiencias espirituales de muchos miles de miembros. como se refirió Bill: "Este concepto probó ser el fundamento de un éxito tal como el que ha logrado desde entonces Alcohólicos Anónimos. Esta ha hecho que la experiencia de conversión . . . esté disponible sobre una base de casi al mayoreo".
El final de la carta fue en donde Bill es más fino:
". . . Como ve, esta asombrosamente larga cadena de acontecimientos empezó hace mucho en su consultorio y estuvo fundada, de una manera directa, sobre su propia humildad y profunda percepción.
Muchos A.As. serios son estudiosos de sus escritos. A causa de su convicción de que el hombre es algo ma?s que intelecto, emoción y productos químicos que valen dos dólares, usted nos es en especial muy querido . . .
Por favor esté seguro de que su lugar en el afecto, y en la historia de nuestra Fraternidad, es como el de ningún otro. Agradecidamente".
La respueesta de Jung, que en la línea de la fecha dice Kusnacht Zurich, 30 de enero de 1961, se lee en su integridad:
"Estimado Sr. wilson:
Realmente su carta ha sido muh bienvenida.
Ya no había vuelto a tener ninguna noticia de Rowland H. y, con frecuencia, me preguntaba cuál habría sido su destino. Nuestra conversación, de la cual le informó de una manera adecuda, tuvo un aspecto del que él no supo. La razón por la que no podía decirle todo fue que en aquellos días yo tneía que ser extremadamete cuidadoso con lo que de?cia, ya que me di cuenta de que era malinterpretado en todas las formas posibles, y por eso fui muy cuidadoso cuando hablé con Rowland H.; pero, en lo que pensé en realidad, fue en el resultado de muchas experiencias con hombres de su tipo.
Su ansia de alochol era el equivalente a un nivel bajo de sed espiritual de neustro ser por la integridad que, expresado en lenguaje medioeval, es: la unión con Dios. *
¿Cómo podría formular una cierta percepción así en un lenguaje que no se amalinterpretado en nuestros días?
La única forma correcta y legítima de una experiencia así, es que en la realidad te sucede y que sólo ocurre cuando caminas sobre una senda que te conduce a una comprensión más alta. Tú podrías ser conducido a esa meta por un acto de la gracia o mediante un contacto personal y honesto con amigos, o por medio de una educaicón más alta de la mente, más allá de los confines del mero racionalismo. Por su carta veo que Rowland H. ha escogido el segundo camino que, bajo las circunstancias, de una manera evidente, era el mejor.
Estoy fuertemente convencido de que el principio del mal que prevalece en este mundo conduce a la perdición, a la necesidad espirtiual sin reconocer, si no es contrarrestado por una percepción religiosa real o por el muro protector de la comunidad humana. Un hombre ordinario, queno está protegido por una acción desde lo alto y se encuentra aislado de la sociedad, no puede resisitr el poder del mal, al que muy aislado de la socieda, no puede resistir el poder del mal, al que muy aptamente se le llama Diablo; pero el uso de esas palabras hace surgir tantos errores, que uno sólo puede permanecer alejado de ellas tanto como le sea posible.
Estas son las razones por las que no pude dar a Rowland H. una explicación plena y suficiente, pero me estoy arriesgando con usted en atención a su muy decente y honesta carta, concluyo que ha adquirido su putode vista acerca de las engañosas sandeces que uno escucha, por lo general, acerca del alcoholismo.
Alcohol en latín es spiritus y se utiliza la misma palabra para la más alta experiencia religiosa, al igual que para el más depravante veneno. Por lo tanto la fórmula útil es spiritus contra spiritum.
Agradeciéndole una vez más su amable carta, quedo a Ud., sinceramente, C. G. Jung".
Bill se volvió loco de alegría con la carta de Jung. No sólo era fina y estaba llena de significado, sino que contestaba en sentido afirmativo una pregunta que muchos A.As. reflexivos, empezando por él mismo, se ha?bian hecho con frecuencia: ¿No era el uso excesivo del alcohol, en sí mismo, una forma pervertida de la búsqueda por alguna medida de iluminaicón o de conciencia superior? El énfais en los Pasos por un contacto espiritual estaba confirmado aquí como el más apropiado - en realidad el único apropaido - remedio para la borrachera, por uno de los grandes psicoanalistas del mundo.
Más aún, la carta llegó en un moemto de la vida de Bill en que la necesitaba seriamente. En St.Louis había meurto el Padre Dowling; el padrino espiritual, guía y metnor de bill, ha?bia comprendido la naturalez ay la improtancia de la búsqueda de Bill en una forma como nacie lo
había hecho. Desde el mismo principio, la hab?ria paoyado y afirmado sin reservas.
Al igual que las cartas de Bill a los miembros, pronto se convertían en talismanes para ellos, la carta de Jung llegó a ser un talismán para Bill. El original cuelga en una de las paredes de la biblioteca de Stepping Stones. Con el correr del tiempo, las copias serían leídas en las juntas o enmarcas y colgadas en las paredes de los cuartos en que se celebraban éstas, y serían impresas y reimpresas en el Grapevine. 2
La respuesta de Bill a la carta del Dr. Jung está fechada el 20 de marzo de 1961 y se lee, en parte:
"Su observación de que entre los motivos para beber, con frecuencia, está incluida una búsqueda de los valores espirituales, captó nuestro especial interés. Estoy seguro de que previa reflexión, mcuhso miembros podrían dar testimonio de que en ellos esto ha sido cierto, a pesar del hecho de que asiduamente bebieron para olvidar, por grandiosidad y por otros motivos indeseables. Algunas veces parece poco afortunado que el alcohol, al beberse con exceso, reslte ser un deformador de la conciencia, al igual que un veneno adictivo.
Hace años, algunos leíamos con gran beneficio para nosotros su libro titulado "El Hombre Moderno en Busca de un Alma". En efecto, usted hacía la observación de que la mayor parte de las personas que han llegado a los 40 y no han adquirido ninguna fe ni conclusión respecto a quiénes fueron a dónde estuvieron, o hacia dónde iban a continaucón en el cosmos, estarían propensas a eencontrar dificultades enuróticas en aumento y que esto sería probable que sucediera, independientement a si sus aspiraciones de la juventud por unión sexual, seguridad y tener un lugar satisfactorio en la sociedad, hubieran sido satisfechas o no lo hubieran sido. En resumen, no podían continuar volando a ciegas hacia ningún destino en lo absoluto, en un universo en apariencia con poco propósito o significado. tampoco podía salvarlas del dilema en que se encontraban ninguna cantidad de resolución, especulación filosófica o acondicionamiento religioso superficial. En tanto que les faltara algún despertar espiritual directo y, por tanto, concientización, simplemente su conflicto tenía que aumentar.
Estos puntos de vista suyos, doctor, tuvieron un inmenso impacto sobre algunos de los primeros miembros de nuestra Fraternidad de A.A. vimos que había descrito de una manera perfecta el callejón sin salida en la cual habíamos estado una vez, pero del que habíamos sido liberados por medio de nuestros diversos despertares espirituales. Esta 'experiencia espiritual' tenía que ser nuestra llave para la supervivencia y el crecijmiento; vimos que la desesperanza del alcohólico bien podía volverse una ventaja vital y pro la admisión de eso, podía ser desinflado a profundidad, realizando así la primera condición para una experiencia espirtiual remotivadora.
El anterior es un ejemplo más de lo muy útil que usted nos fue, a los que estábamos en A.A. en nuestro período formativo. Sus palabras llevaban realmente autoridad, porque usted no parecía ser íntegramente un teólogo ni un científico puro; por tanto, pare?cia quedarse con nosotros en esa tierra de nadie que yace entre los dos, el lugar exacto que muchos nos habíamos encontrado. Por consiguiente, su identificación con nosotros fue profunda y convincente; habló un lenguaje del corazón que podíamos entender".
No hubo respuesta a la segunda carta de Bill y dos meses después, el 6 de junio de ese año, murío el Dr. Jung. Bill, que esperó un cuarto de siglo para escribir su nota dándole las gracias, la había mandado justo a tiempo.
El hehco de que bill nunca hizo un reconocimiento personal similar de la deuda de A.A. a Frank Bcuhman, que tamibén murió en 1961, permanece para algunos como un punto doloroso y para otros como un asunto desconcertante.
Bill mismo lamentó seriamente la omisión. Unos meses despue?s de la muerte de Buchman, Bil escribió a un amigo: "Ahora que Frank Buchman se ha ido y que cada vez me doy más cuenta de lo que le debemos, desearía haberlo buscado en los últimos años y demostrarle nuestro aprecio".
El temor a la controversia dquirió grandes proporciones en la mente de Bill; incluso había consultado al Padre Dowling y a otros, antes de darle crédito al Grupo Oxford en "Alcohólicos Anónimos llega a la Mayoría de Edad".
También murió en 1961 la Dr. Emily. durante los cinco años últimos de su vida, fallando sus facultades tanto físicas como mentales, bill la persuadió de que se fuera a vivir al Este. Estaba en una clínica de reposo en Dobbs Ferry, Nueva York, cuando murió el 15 de mayor, a los 91 años. Después de su meurte, Bill observó que ella, una verdadera excéntirca, no conservaba ningún libro, "sólo memorándums desparramados y de escritura ilegible, incompletos".
Los complicados sentimientos de Bill hacia ella, como ésta lo sentía de una manera intuitiva y su relación - truncada en su camino como lo había sido la realción con su padre - se resumían en una carta que ella le escribió:
"Parece que las condiciones de esta vida han impedido que pasemos juntos mucho tiempo, desantendiendo en cierta forma irónica nuestros lazos físicos que de?bian habernos ligado con una compañía más íntima, pero son mi esperanza y mi creencia más entrañables que en nuestra futura existencia, estos lazos terrenales de carne y sangre, se fortalecerán y extenderán para incluir lazos más íntimos de nuestas
naturalezas mental y espiritual, mediante una mejor comprensión de la Verdad iluminadora. Estoy en espera de ese tiempo".
Sus restos descansan en el cementario de East Dorset, en el lote de la familia Griffith.
Incluso, aunque se termianron los experimentos del LSD, continuó la amistad de Bill con los doctores Osmond y Hoffer; Bill les tenía una gran estimación. El Dr. Osmond expresó una vez: "Bill nos dijo que nos encontrábamos entre las pocas personas que había conocido, que no le habíamos explicado nuestro trabajo, sino que le habíamos pedido que él nos lo explicara".
Algo de más importancia fue el hecho de que Bill continuara con un intenso interés en el curso de su trabajo con los esquizofrénicos y los alcohólicos. Considerando que el enfoque del alcoholismo de bill siempre había sido principalmetne espritual, con matices psicológicvos, el de ellos siemrpe había sido pricnipalmetne bioquímico.
Los doctores creyeron que estaban teniendo algún éxito al tratar a los alcohóliicos que no pudieran permanecer sobrios, dándoles niacina, que es la vitamina B-3. Sentían que cuando la administraban como parte del proceso de desintoxicación, la vitamina desminuía los efectos de la supresión del alcohol. También sentían que habían tenido un éxito adicional con los esquizofrénicos que no respondían a los métodos psicoterapéuticos tradicionales; en otras palabras, que eran inaccesibles a cualqueir clase de "cura hablada". 3
Con gran aleg?ría de su parte, bill creyó que Osmond y Hoffer había descubiero la "naturaleza exacta" de la alergía a la que se refería el Dr. Silkworth; Bill siempre había sostenido que éste, cuando se refería a una "alergia del cuerpo", sabía que la condición no era estrictamente hablando de una alergia, sino que sencillamente utilizó la palabra por carecer de una más específica. Bill describió la posición del Dr. Silkworth como sigue:
"El Dr. Silkworth fue quien me indujo la idea de que el alcohlismo tenía un componenete físico, algo a lo que llamó 'alergia'. Sabía que no era el verdadero nombre, pero lo empleaba para expresar su intuición de que algo estaba mal físicamente en la mayor parte de nosotros, qui?za un factor causativo y con seguridad algo que abravaba la condición alcohólica".
La "alegia" del Dr. Silkworth, afirmó bill, era la tendencia de los alcohólicos a tener alguna perturbación en su química sanguínea, con frecuencia hipoglucemia - el azúcar bajo en la sangre - lo que tenía un efecto que se describía mejor como un shock de insulina. 4 Aunque, por lo general, la condición es controlable mediante dieta (poca glucosa, sacarosa u otros carbohidratos isjmples, baja de cafeína, alta de carbohidratos complejos y alimentos frecuentes), Hoffer y Osmond
pensaron que la niacina (conocida también como ácido nicotínico) podía prevenir, cuando menos hasta cierto grado, una caída repentina del azúcar en la sangre y la niacina no era una sustancia que cambiar a el estado de ánimo, era una vitamina.
Bill estaba cada vez más frenéticamente entusiasmado por el trabajo de sus amigos con la niacina; leyó la literatura, estudió las estadísticas, niró con detenimiento los estudios que habían hecho, tomó él mismo la sustancia y de ella obtuvo un gran beneficio.
Después, por completo persuadido de su eficacia y beneficio, Bill se responsabilizó de llevar el trabajo de Osmond y Hoffer a la atención de la comunidad profesional (médica) y del gran ejército de miembros de A.A., que casi sin excepción eran admiradores y seguidores de Bill. Poniendo en evidencia sus talentos como líder, su destreza como organizador y sus energías como pionero, empezó a recomendar la B-3, con un celo similar al que había llebado al infante programa de A.A., 30 años antes.
Bill reunió tres papeles acerca de la B-3. Primariametne proyectó una informaicón para el "mercado", en este caso la profesión médica (los doctores que estaban en A.A.); la primera, fechada en diciembre de 1965, tenía como prefacio una carta dirigida a los médicos, en la que Bill alababa la eficacia de la niacina para tratar los problemas emocionales y el alcoholismo.
Cuando Bill era sensible a una idea nueva, no había nada que lo detuviera. En otras situacione, esta capacidad apra sumergirse totalmente en lo que él creía, había sido una fuerza y una posesión valiosa; su entusiasmo era infeccioso.
Se extendió la noticia acerca de la B-3. Frank R., un depositario del área de Boston, cenó con bill la noche de un domingo de 1967 después de una reunión del consejo. Frank recuerda la noche:
"Bill y yo fuimos a Stouffer's y, tan pronto estuvimos en el restaurante y ordenamos, empezó con la B-3, encomiándome sus virtudes. La sopa está frente a él y la mesera le insta: 'Señor, señor, ¿va a terminar su sopa?' No, está absorto por completo, convenciéndome: ¡un promotor! Así que soy muy pacinete escuchándole.
Supongo que salimos de Stouffer's alrededro de dos horas despues y luego me invitó a su habitación. Y ahí est,a haciéndome promoción yo soy muy paciente. Ha conseguido algunos papeles de los doctores que lo respaldan en la tarea; y asalí de ese cuarto hasta la una de la mañana. Me está diciendo lo correcto que ha estado a lo largo de los años en todas las diferentes fases de A.A. y ahora, está entrando en el departamento médico; yo sólo escucho. Recurrió a los tiempos antiguos y tomó algunas de sus ideas de los filósofos de entonces. me está diciendo cómo, "cuándo inventaron la rueda2, se quitó una gran carga a la humanidad y no pudieron guardásela para sí mismos; y nosotros
hemos encontrado aquí una manera de permanecer sobrios, y no nos la guradamos para nosotros mismos. Aquí estamos en A.A. y nos dimos cuenta de que podíamos permanecer sobrios, así que la seguimos transmitiendo".
A manera de reflexión posterior, Frank añadió: "Pero sí sé que Bill tenía tomándola a algunas de las muchachas de la oficina y eso estaba un poco fuera de lo permitido. 'Vengan, muchachas, no les hará daño', así que la están tomando y ni siquiera saben qué es y no se dan cuenta si les está hacienod alguún bien o no; pero, de esas muchachas de haí, nunca ví a ninguna en depresión".
Pronto, los defensores de la niacina empezaron a manifestar su entusiasmo en las juntas de A.A. y aquéllos que se le oponían estaban usando éstas como un foro para dar sus opiniones. Algunas de ellas eran acerca de los méritos o la falta de los méritos de la niacina; la mayor parte acerca del comportamiento de Bill. Los miembors más capaces de expresarse hablaban ruidosamente contra lo que él estaba haciendo: "Ya lle?vo a cabo un milagro; ahora va por un segundo" era el disgustado consenso de algunos; "Tiene un complejo de mesías", decían otros. Casi todos estaban de acuerdo en una cosa: Bill estaba violando directamente dos de sus propias Tradiciones. La Sexta dice: "Un grupo de A.A. nunca debe respaldar, financiar o prestar el nombre de A.A. a ninguna entidad allegada o empresa ajena, por temor a que los problemas de dinero, propieda dy prestigio nos desvíen de nuestro propósito primordial". La Décima dice: "Alcohólicos anónimos no tiene opinión acerca de asuntos ajenos a sus actividades, por consiguiente su nombre nunca debe mezclarse en polémicas públicas".
En realidad, no había manera de impedir que Bill apoyara y promoviera la niacina, ni de detenerlo; todo lo que la Fraternidad podía hacer era insisitr que no la mezclara con el nombre de A.A., ni utilizara para ese trabajo las instalciones de A.A. De acuerdo a esto, en el informe del consejo, aceptado por la conferencia de 1967, había una recomendación "para asegurar la separación de A.A. de los asuntos no A.A. se estableció un procedimiento mediante el cual todas las oslicitudes de información que pertenecieran a la B-3 y a la niacina, fueran remitidas directamente a una ofcina en Pleasanville, N. Y. Con objeto de que el interés personal de Bill no involucrara a la Fraternidad, el Consejo requirió que el papel membratado de Bill (utilizado en esa correspondencia) llevara una dirección diferente a la de la O.S.G. y que ningún empleado de ésta se encontrara involucrado".
Esta solución terminó con mucho el alboroto provocado por la involucraicón pública de Bill con las vitaminas; pero que esto no temrinó con su involucraicón real, fue puesto en evidencia por el hecho de que su último artículo acerca de la niacina, fue escrito poco antes de su meurte y distribuido póstumamente.

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