sábado, 24 de abril de 2010

Capítulo Once

De los planes que habían discutido Bill y el Dr. Bob en 1937, el más realista fue la proposición de publicar un libro referente al programa. Incluso, para muchos de los que se opusieron a los hospitales y los misioneros a sueldo, el libro tenía sentido, aunque el plan había sido aprobado sólo por una escasa mayoría. Al exponer en una forma clara el programa de recuperación, un libro podía prevenir la distorsión del mensaje; podía ser enviado o llevado a los alcohólicos de ciudades distantes; podía ayudar a dar publicidad al movimiento entre los no alcohólicos y hasta incluso podía dar a ganar dinero, el cual podía ser utilizado para establecer una oficina que manejara solicitudes, publicidad, etc.
Tanto Bill como el Dr. Bob se preocupaban constantemente del dinero. Perder el contacto con Quaw y Foley había significado una desilusión impactante para los Wilson; a Bill se le había asegurado que estaba trabajando bien para la firma y que sus investigaciones habían sido completas y aceradas. El hecho de que Quaw y Foley estuvieran fuera de los negocios, parecía significar que no podría ganar una posición permanente en el campo que conocía mejor, lo cual le resultaba
desagradable. Pero, al igual que en el asunto de la National Rubber Machinery, dos años antes, la pérdida aparente de Bill, a largo plazo, mostró ser una bendición, ya que ahora empezó a dirigir toda su atención a actividades que ayudarían a hacer crecer la diminuta banda de alcohólicos recuperados.
En 1937, el Dr. Silworth llamaba con frecuencia a Bill para decirle que tenía un prospecto; Fitz M. fue el primero y Hank P. el segundo. Hank estaba lleno de ideas y ahora Bill se había asociado con él en una de sus muchas aventuras de negocios. Esta consistía en un plan para organizar a los expendedores de gasolina del norte de New Jersey para formar una organización cooperativa de compras. Tenía un nombre: Honor Dealers (Distribuidores Honrados), una dirección: 17 William Street, Newark y una secretaria: Ruth Hock.
Ruth Hock no tenía idea de en dónde se estaba metiendo, la mañana de un lunes, en que entró en la oficina de Honor Dealers para solicitar un trabajo que había visto anunciado. Después de una jovial entrevista con Hank, le sorprendió que se le contratara para empezar a trabajar inmediatamente, con un salario de 25 dólares a la semana, tres dólares más de lo que había ganado precisamente. "La impresión inmediata que me produjo Hank fue que tenía una personalidad vibrante", recordó Ruth, "que era capaz de que algo le gustara o disgustara mucho, que parecía estar poseído de una energía inextinguible y que le gustaba tomar las decisiones". Tenía razón, Hank era tan impaciente como Bill era paciente.
Más tarde llegó Bill y la primera impresión de Ruth fue de una cordial tranquilidad. vio a una persona de decisiones lentas y deliberadas y, según supuso, sin mucho interés real en el negocio de las estaciones de servicio.
Ese día más tarde, cuando Bill tuvo un visitante, Ruth escuchó fragmentos de una extraña conversación: "el sufrimiento del borracho" . . . "la esposa que sufre" . . . "la borrachera es una enfermedad". Cuando poco después oyó que Bill y Hank se reían a carcajadas, pensó que más bien eran crueles; pero la paga era buena y la agradaban ambos, así que decidió quedarse.
Pocos días después, se asombró al descubrir a Bill, Hank y un extraño ¡arrodillados ante un escritorio en la oficina privada y rezando! (Tanto en Akron como en Nueva York, los primeros miembros siguieron con la práctica del Grupo Oxford de arrodillarse juntos para rezar. Aparentemente ésta se discontinuó a raíz de la ruptura final con el Grupo Oxford, en 1939). Ese comportamiento parecía incompatible con las risas y la alegría anteriores; pero, con el transcurso de los días, Ruth dijo: "Pronto me conmovía todo el que llegaba".
Ruth había nacido en Newark y se crió en una ahorrativa familia alemana; asistió a la iglesia de habla alemana y vivía en un barrio étnico
de la ciudad. Bill y Hank empezaron a llamarla "Dutch" (alemana) y también algunas veces "the Dutchess" (la duquesa), porque dirigía la oficina. Ruth recordó que en la oficina todos tenían un apodo y a nadie se le llamaba por su nombre. Con sólo 24 años, ya había pasado por un matrimonio y tenía un hijo pequeño que mantener, pero, afirmó: "Todos ustedes me hicieron sentir como si yo fuera una persona digna por mi propio derecho y que era muy importante para ustedes, lo que a mi vez hizo que yo quisiera darle a todos lo mejor de mí; para mí eso es parte del secreto del éxito de A.A.: el generoso dar de uno mismo para las necesidades del otro. "Como muchos no alcohólicos que llegaron a estar asociados con la Fraternidad, Ruth encontró una ayuda para sus propios problemas mediante sus principios.
Ruth Hock probó ser un regalo caído del cielo para el pequeño grupo, ya que fue una trabajadora incansable y leal; permanecería con ellos durante cinco años. Según creyó Ruth, Bill y Hank pudieron llegar a algo con el negocio de la estación de servicio, si hubieran desplegado tanta energía, reflexión y entusiasmo, como lo hicieron para ayudar a los borrachos. Pronto se dio cuenta que el negocio de Honor Dealers en realidad era un medio para un fin y que "ese fin era ayudar a un puñado de borrachos sin nombre". Se dio cuenta que "cada vez le interesaba más cada nuevo rostro que llegaba con el problema alcohólico y que se preocupaba mucho de que ellos tuvieran éxito".
No pasó mucho tiempo para que Bill y Hank tuvieran dificultades para pagar, tanto el salario de Ruth como la renta de la oficina, Ruth siguió ahí sin ninguna paga durante algún tiempo, pero el dueño, que no había sido alcanzado por el contagio de su trabajo, finalmente los forzó a salirse y se cambiaron a una oficina más pequeña, también en Newwark, más de acuerdo con sus posibilidades. Hasta 1939, la oficina central principal de Bill estuvo en Newark.
Bill empezó a trabajar en el libro en marzo o abril de 1938. Ruth, que mecanografió el manuscrito, recordó que llegaba a la oficina con varias hojas de papel amarillo a rayas, con notas delineando en general cada capítulo. "Lo que entendí", recordó, fue que esas notas eran el resultado de mucho pensar, después de horas de discutir los pros y los contras con todo el que pudiera estar interesado. Esa es la manera en que recuerdo que vi por primera vez un perfil de los Doce Pasos".
Bill se colocaba detrás de Ruth y dictaba el material mientras ésta mecanografiaba. Dictaba una sección y luego repasaba las páginas mecanografiadas, mientras sus pensamientos todavía estaban trabajando en esa vena. El trabajo iba con lentitud, dijo Ruth, porque Bill estaba dispuesto a dejarlo en cualquier momento en que llegara alguien que quisiera hablar.
Trabajando a su manera, más bien no ortodoxa, Bill completó pronto su historia personal y el capítulo llamado "Hay una solución". Estos, que llegarían a ser los capítulos primero y segundo, se elaboraron
inmediatamente en lo que llamaban multilite, para ser utilizados el verano de 1938, en la campaña para recaudar fondos. Bill y los nuevos depositarios todavía creían que las contribuciones de los ricos, estarían disponibles tan pronto como se comprendiera plenamente la importancia del nuevo movimiento.
Ahora sucedió una cosa emocionante. Por medio de Frank Amos, Bill fue puesto en contacto con Eugene Exman, el editor religioso de Harper y Brothers. Exman leyó los dos capítulos, pulsó la capacidad de Bill para completar el libro y luego le ofreció publicarlo, dándole 1,500 dólares a cuenta de los derechos de autor.
Bill regresó a las nubes, ya que no muchos autores reciben esa aceptación tan rápida. No obstante, con posterioridad, dijo que por unos segundos reflexionó respecto a la oferta, debido a que la fraternidad no sería la propietaria de su libro. ¿Qué sucedería si se convertía en un importante "best-seller"? Serían incapaces de manejar las miles de solicitudes de alcohólicos desesperados y de sus familias.
Con todo, los depositarios estaban encantados y apremiaron a Bill para que aceptara la oferta de Harper.
Hank intervino ahora. Este era el que Bill describía como "uno de los más formidables motores" que hubiera conocido y lo convenció que debían dejar a un lado a los depositarios y vender las acciones de su propia compañía para también vender el libro ellos mismos. A Bill le molestó ir contra los depositarios, pero le gustó la idea de publicar su propio libro. Cuando regresó a Harper a ver a Exman,, "ante mi total asombro estuvo de acuerdo, todo lo contrario a su propio interés, en que una sociedad como la nuestra debía controlar y publicar su propia literatura. Más aún, sintió que era posible hacer esto con éxito", recordó posteriormente Bill. Por último, la desaprobación de los depositarios no pudo impedir que Bill y Hank emprendieran con ánimo su nueva empresa.
Hank fue capaz de hablar con la mayor parte de los miembros de Nueva York para que aprobaran el plan de publicar por sí mismos. El Dr. Bob también estuvo de acuerdo con la idea, pero tenía tantas dudas que al principio no se los dijo a los demás akronitas. Bill y Hank se acercaron entonces a Edward Blackwell, presidente de la Cornwall Press en Cornwall, Nueva York. Les explicó que el costo de impresión de un libro de tamaño común sólo era alrededor del diez por ciento de su precio de venta y eso los animó más aún; podían permitirse pagar tanto como un dólar por libro para su distribución y todavía tener grandes utilidades.
Hank elaboró un proyecto para una nueva compañía que vendería 600 acciones a 25 dólares a la par. Una tercera parte se vendería a los miembros por dinero en efectivo y las otras dos terceras partes se dividirían entre Hank y Bill por su trabajo. Los derechos de autor acostumbrados se asignarían a la Alcoholic Fundation, un gesto cuya intención era apaciguar a los depositarios. Hank apoyó su plan con
diagramas que mostraban cálculos de las utilidades sobre la venta de 100,000, 500,000 e incluso 1,000,000 de libros, recordó Bill.
Este, que no pensaba de una manera tan optimista, esperaba que los ingresos del libro capacitarían a él y a otros pocos a convertirse en trabajadores de tiempo completo para la Fraternidad y a establecer una oficina central general.
La siguiente acción de Hank fue formar una compañía a la que llamó Works Publishing, Inc. (Editora de Obras, Trabajos o Lo que Funciona). La razón por la que se eligió ese título es asunto de cierta disputa; algunos dijeron que la llamaron así por la cita que era la favorita de los akronitas (en particular de Anne Smith): "La fe sin obras está muerta", otros que fue por el dicho favorito de los miembros: "¡Funciona" Hank compró un block de certificados de acciones en una papelería, mecanografió el nombre de la nueva compañía en la parte superior de cada certificado y puso su firma en la parte inferior con el título de "Presidente". "Cuando protesté por estas irregularidades", recordó Bill, "Hank dijo que no había tiempo que perder, ¿por qué preocuparse de pequeños detalles?".
Bill puede haberse arrepentido después de su anterior precipitación, ya que la propiedad de las acciones de Works Publishing finalmente llegó a ser un asunto de aguda controversia. En retrospectiva, las versiones difieren respecto a quién fue creador de qué. El hijo de Hank dijo que éste fue el que hizo que caminara como sobre ruedas el proyecto del libro y que su padre y Bill habían esperado ganar un millón de dólares por el proyecto. Ruth no estuvo de acuerdo: recordó que los dos fueron responsables por igual. "En aquel entonces, no se hubiera escrito sin Bill y no se hubiera publicado sin Hank", afirmó. Tampoco creyó que ninguno de los dos "esperara hacer una fortuna". Siempre, el motivo fue ayudar a la Fraternidad; su idea original fue empezar por deshacerse de los libros, tan pronto fuera posible.
Cualesquiera fueran sus intenciones, lo que sucedió a continuación fue totalmente inesperado, tanto para Bill como para Hank: ¡Ninguno de los alcohólicos de Nueva York compró una sola de las 600 acciones de Works Publishing!.
Bill y Hank se acercaron al Reader's Digest: ¿consideraría esa publicación hacer una historia acerca de la Fraternidad y el libro? Con la misma suerte que les había seguido en Harper, obtuvieron del editor del Digest lo que les pareció una promesa de una historia, cuando el libro se completara en la primavera.
Sin embargo, no funcionó de esa manera. Cuando regresaron al siguiente año con el libro recién publicado, el editor del Digest se había olvidado de ellos; pero mientras tanto, con la fuerza de la promesa del Digest, se persuadió a otros miembros y amigos a que invirtieran. Pronto vendieron 200 acciones por 5,000 dólares y Charlie Towns les prestó
2,500; eso fue suficiente para apoyar el trabajo del libro durante el proceso de escritura, aunque no cubría el costo de impresión.
Bill continuó poniendo gradualmente las ideas básicas en papel amarillo a rayas y luego dictando a Ruth borradores provisionales de los capítulos. No tenía unas líneas generales reales, sino que seguía sólo una lista de encabezados posibles de los capítulos. Entonces enviaba al Dr. Bob, a Akron, copias de los capítulos para control y críticas, y él revisaba el mismo material con los miembros de Nueva York.
Mientras que Bill recibió de Akron "nada, excepto el más cálido apoyo", de los miembros de Nueva York, obtuvo lo que recordó como "un verdadero mazazo". Posiblemente, los miembros de Akron estaban fuertemente en armonía con las ideas espirituales del Dr. Bob, mientras que en el grupo de Nueva York se encontraban miembros que eran agnósticos o escépticos. Otra razón posible fue la enorme influencia y el carácter del Dr. Bob; su apoyo al libro virtualmente garantizaba que la mayor parte de los miembros de Akron también lo apoyarían.
Después de completar el tercero y cuarto capítulos - "Más acerca del Alcoholismo" y "Nosotros los Agnósticos" - Bill legó a un punto que había sido una barrera en su propia mente y le había dado preocupaciones considerables. Tenía que escribir el programa real para que lo siguiera el alcohólico y quería hacerlo tan poderoso como fuera posible. Tenía un gran temor de que el mensaje pudiera ser malinterpretado por los alcohólicos en lugares distantes, porque era diferente a pasar el mensaje cara a cara, cuando uno podía observar personalmente la reacción del otro y responder a las objeciones y preguntas, o aclarar cualquier confusión. En letra impresa, no había una segunda oportunidad; lo que estaba impreso en la página bine podía ser la única información a la que tendría acceso el alcohólico sufriente.
Debería tener fuerza y ser completa; como aseguró Bill: "No debe haber una sola excusa que sirva al alcohólico racionalizador para evadirse rápidamente". Bill estaba a punto de escribir el famoso capítulo quinto, "Cómo Funciona".
El material básico para el capítulo fue el programa que, en forma personal y directa, había estado utilizando Bill desde su propia recuperación. En gran parte eran los principios del Grupo Oxford y, además, tenía algunas de las ideas que había recogido de William James y del Dr. Silkworth. Más aún, Bill había trabajado cuidadosamente la funcionalidad y eficacia del programa inicial. En tanto que él fue el autor nominal del capítulo quinto, de hecho estuvo sirviendo como vocero de todos los demás.
De acuerdo con Bill, su programa personal directo había sido un procedimiento muy consistente, que contenía seis pasos para lograr y mantener la sobriedad. No hay evidencia de que el Grupo Oxford tuviera
un programa así de específico; sin embargo, prevalecieron las ideas de él en estos seis pasos originales, según la lista que hizo Bill:
Admitimos que estábamos derrotados, que éramos impotentes ante el alcohol.
Hicimos un inventario moral de nuestros defectos o pecados.
Confesamos o compartimos nuestra limitaciones en confidencia con otra persona.
Hicimos restituciones a todos aquéllos que habíamos dañado por nuestra manera de beber.
Intentamos ayudar a otros alcohólicos sin pensar, en lo absoluto, en recompensa en dinero o prestigio.
Rezamos a cualquier Dios que pensamos que existiera, para obtener la fuerza para practicar estos principios.
Aunque estos pasos habían ayudado a la recuperación de los alcohólicos de Nueva York y Akron, Bill sintió que el programa todavía no era definitivo. "Quizá nuestros seis trozos de verdad se deben romper en parte más pequeñas", afirmó. "Así podríamos llegar mejor hasta el desamparado lector distante y, al mismo tiempo, podríamos ser capaces de ampliar y profundizar las implicaciones espirituales de toda nuestra presentación".
Bill dijo que escribió los Doce Pasos mientras estaba acostado en la cama, en el 182 de Clinton Street, lápiz en mano y con un block de hojas amarillas a rayas en su rodilla. Dijo Lois que los escribió en la cama, no porque realmente estuviera enfermo, aunque no se sentía bien, y si podía acostarse, lo hacía: "Estaba en la cama, y aunque ese era el mejor lugar para pensar".
Al empezar a escribir, pidió guía y se relajó. Las palabras empezaron a volcarse con asombrosa velocidad. Completó su primer borrador aproximadamente en media hora, luego siguió escribiendo hasta que sintió que debía detenerse y revisar lo que había escrito. Al numerar los pasos, encontró que sumaban doce, un número simbólico; pensó en los Doce Apóstoles y pronto quedó convencido de que la Sociedad debería tener Doce Pasos.
Se ha perdido el primer borrador de los doce Pasos, tal como Bill lo escribió esa noche. Esta es una reconstrucción aproximada de la manera en que los escribió la primera vez:
"Admitimos que éramos impotentes ante el alcohol; que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables.
Llegamos al convencimiento que Dios podría devolvernos el sano juicio.
Tomamos la decisión de poner nuestras voluntades y nuestras vidas bajo el cuidado y dirección de Dios.
Sin miedo hicimos un minucioso inventario moral de nosotros mismos.
Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos y ante otro ser humano la naturaleza exacta de nuestros defectos.
Estuvimos enteramente dispuestos a que Dios nos liberara de todos estos defectos de carácter.
Humildemente, de rodillas pedimos a Dios que nos liberara de nuestros defectos, sin que retuviéramos nada.
Hicimos una lista completa de todas aquellas personas a quienes habíamos ofendido y estuvimos dispuestos a reparar el daño que les causamos.
Reparamos directamente a cuantos nos fue posible, excepto cuando el hacerlo implicara perjuicio para ellos o para otros.
Continuamos haciendo nuestro inventario personal y cuando nos equivocábamos lo admitíamos inmediatamente.
Mediante la oración y la meditación buscamos mejorar nuestro contacto con Dios, rezando sólo para conocer su voluntad para nosotros y la fortaleza para cumplirla.
Habiendo tenido una experiencia espiritual como resultado de este curso de acción, intentamos llevar este mensaje a otros, en especial a alcohólicos, y practicar estos principios en todos nuestros actos".
Los primeros tres pasos de Bill fueron extraídos de la lectura de James, de las enseñanzas de Sam Shoemaker y de aquéllas del Grupo Oxford. El Primer Paso se refería a la calamidad y el desastre, el Segundo era una admisión de la derrota, de que uno no podía seguir viviendo sobre la fuerza de los propios recursos, y el Tercero era un acudir a un Poder Superior pidiendo ayuda.
Como Bill lo recordó, esa noche tuvo dos visitantes tardíos: su intimo amigo Horace C. 3 y con él un "recién llegado, seco escasamente durante tres meses". Los dos pusieron algunas objeciones: al empleo frecuente de la palabra Dios y al pedir de rodillas que fuéramos liberados de nuestros defectos.
Ruth Hock refirió que Bill apareció un día en la oficina con los pasos prácticamente completos; pero, cuando le mostró el manuscrito a los miembros locales, hubo acaloradas discusiones y muchas otras
sugerencias. Jimmy B. se opuso a las fuertes referencias a Dios, tanto en los Pasos como en el resto de los primeros capítulos; Hank quería suavizarlos, pero Fitz insistió en que el libro debía expresar las doctrinas cristianas y utilizar términos y expresiones bíblicas. Ruth recordó: "Fitz estaba porque Dios estuviera en todo, tú (Bill) en el término medio y Hank por muy poco; y yo, intentando reflejar la reacción de la no alcohólica, por muy poco. El resultado de esto fue la frase 'Dios tal como lo entendimos', que no creo que haya tenido muchas reacciones negativas en ningún lado". Bill recordó estos cambios como "concesiones a aquéllos de poca o ninguna fe" y los llamó "la gran contribución de nuestros ateos y agnósticos. Había ampliado la puerta para entrar de manera que todo el que sufra pueda pasar por ella, sin importar su fe o su falta de fe".
Al escribir los pasos, Bill también produjo la promesa de gran peso de los párrafos introductorios, que empieza: "Raramente hemos visto fracasar a una persona que haya seguido de principio a fin nuestra trayectoria (direcciones en el primer manuscrito). Aquéllos que no se recuperan son gente que no puede o no desea darse por completo a este sencillo programa, generalmente hombres y mujeres que por su constitución son incapaces de ser honestos consigo mismos". (De acuerdo con una historia apócrifa, en años posteriores se le preguntó a Bill si habría algún cambio que él desearía hacer en el Libro Grande, y que respondió que cambiaría "raramente" por "nunca". Bill aseguró que nunca consideró ese cambio).
Bill escribió cuando menos diez de los capítulos iniciales del libro; hay alguna razón para creer que "A los Patrones", pudo haberlo escrito Hank, pero no hay duda acerca de quién es el autor de "A las Esposas", ya que sobre este capítulo declaró Lois: "No estuve tanto rabiosa como lastimada; todavía no sé porqué lo escribió Bill, nunca me metí a averiguarlo, el porqué insistió en escribirlo. Le pregunté: '¿Quieres que yo lo escriba?' Y respondió que no, que pensaba que debía quedar en el mismo estilo que el resto del libro".
Cada semana Bill leía lo que había escrito, a los que se reunían en su casa, el martes por la noche. Mientras que él estaba trabajando de esta manera, los miembros de Nueva York y Akron presentaban sus historias personales. Jim S., un periodista de Akron, entrevistó a los miembros de esa área y después les ayudó a escribir sus historias. Los miembros de Nueva York las escribieron ellos mismos, siendo editadas por Bill y Hank, algunas veces ante las objeciones de sus autores. Además de las historias de Bill y el Dr. Bob, finalmente el libro contuvo 16 historias de Akron y 12 de Nueva York.
A finales de enero de 1939, el manuscrito estuvo listo para su distribución preliminar; se hicieron 400 copias en multilite y se circularon a los miembros, amigos y otros aliados, para sus comentarios y evaluación.
Quizá una de las contribuciones más importantes fue "La opinión del médico", por el Dr. Silkworth, que aparece al principio mismo del libro. La idea de incluir un capítulo escrito por una persona de la medicina, llegó de la Dra. Esther L. Richards del Hospital John Hopkins de Baltimore; de la copia que le mandó Bill, dijo: "No tengo mejor cumplido que decir, que leí de principio a fin de los dos primeros capítulos sin detenerme, así de absorbente es la presentación del material".
Después sugería conseguir "un Médico sobresaliente que tenga un amplio conocimiento de los problemas médicos y sociales del alcohólico, para que escriba una introducción". Es evidente que Bill actuó de inmediato sobre la sugerencia, porque una carta fechada sólo nueve días después contiene el mensaje del Dr. Silkworth que aparece en la primera edición. Silkworth ya había escrito dos artículos acerca del alcoholismo para la revista Medical Record (en 1939 apareció un tercero).
Expuso una serie de razones convincentes para considerar al alcoholismo como una enfermedad de la mente y del cuerpo, utilizando el término "psicología moral", para caracterizar el trabajo de la Fraternidad de Nueva York.
Bill estaba preocupado por la reacción de la religión organizada. El Dr. Harry Emerson Fosdick, el ministro muy respetado de la Iglesia de Riverside, aprobó cálidamente una copia anticipada y prometió un resumen crítico del libro cuando fuera publicado. El apoyo de Fosdick virtualmente garantizó el interés en los círculos protestantes. Bill estaba más aprehensivo acerca de la respuesta de los católicos. ¿Qué pasaría si esa iglesia decidía que era un culto herético?.
La suerte estaba de su lado. Un miembro nuevo, Morgan R., que era católico, conocía a alguien del Comité Católico sobre Publicaciones de la Arquidiócesis de Nueva York. Este fue de prisa con el libro y pronto se recibió una maravillosa respuesta: los miembros del Comité alabaron mucho el libro y su mensaje; surgieron algunos cambios menores, que Bill aceptó rápidamente. El más importante de éstos era al final de la propia historia de Bill, en donde declaraba que los alcohólicos recuperados habían encontrado el cielo justo aquí en la tierra. El comité amablemente sugería que cambiara de "cielo" a "utopía", pues como dijeron, "después de todo, los católicos estamos prometiendo a ustedes algo mucho mejor posteriormente". Aunque los miembros del comité no dieron ninguna aprobación oficial del libro, el apoyo no oficial permitió a Bill respirar con mayor facilidad.
Bill siempre dijo que se consideraron más de 100 títulos para el libro y el que apreció en las copias de multilite fue "Alcohólicos Anónimos". Hay alguna disputa acerca de quien fue el que pensó primero este título; la mayor parte creyeron que fue Joe W., un escritor de la revista New Yorker, que sólo permaneció sin beber "entrando y saliendo", eso fue lo que recordó Bill, y creía que el nombre hizo su primera aparición en las
discusiones en octubre de 1938. El primer empleo documentado del nombre que está en los archivos de A.A., es una carta de Bill a Willard Richardson, fechada el 15 de julio de 1938, en una invitación a los Sres. Richardson, Chipman y Scott de la fundación Rockefeller para venir a alguna de las juntas de Clinton Street. Bill escribió: "Ciertamente, en el caso de ustedes, caballeros, renunciaremos con agrado a la manera de beber exagerada que nos ha calificado para ser miembros de Alcohólicos Anónimos. Pensamos en ustedes como en uno de nosotros, ya que no hay miembros honorarios". Ahí, el nombre se utiliza de una manera que parece indicar que Richarson ya estaba familiarizado con él.
De acuerdo con una carta del Dr. Richardson del Johns Hopkins, fechada el 18 de julio de 1938, en esa época Bill estaba empleando "Alcohólicos Anónimos", tanto como título de trabajo para el libro, como nombre para la Fraternidad.
Entre otros títulos sugeridos para el libro estuvieron: "Cien Hombres", "El Vaso Vacío", "El Camino Seco", "La Vida Seca", "Fronteras Secas" y "El Camino de Salida". En un golpe fuerte de su propio egotismo, Bill dijo que, incluso, había propuesto llamarlo "El Movimiento B. W.".
El nombre "Cien Hombres", cayó a un lado por las objeciones de Florence R., en ese tiempo la única miembro femenina. (Su historia en la primera edición fue "Una Victoria Femenina". Posteriormente volvió a beber y murió de un aparente suicidio en Washington, D.C.) Sin embargo, el título anterior describía el libro como "La Historia de cómo más de Cien Hombres se han Recuperado del Alcoholismo". En la segunda impresión, esto fue cambiado a "Miles de Hombres y Mujeres".
"Cien Hombres", todavía fue el título de trabajo en una carta fechada el 6 de enero de 1939, dirigida por Frank Amos a los asociados de Rockefeller, pero "Alcohólicos Anónimos" la encabezaba, indicando que por ahora ésta había llegado a ser, cuando menos en Nueva York, una manera informal de identificar el movimiento. También un folleto preparado como presentación para colectar fondos, a principios de 1939, se tituló "Alcohólicos Anónimos".
Las preferencias rápidamente se redujeron a "El Camino de Salida", favorecido por la mayor parte de los de Akron y "Alcohólicos Anónimos" preferido por la mayoría de los de Nueva York. Cuando se efectuó una votación e los grupos, prevaleció "El Camino de Salida", por una escasa mayoría. 4
Aunque Bill favorecía a "Alcohólicos Anónimos", sabía que no podía establecerlo arbitrariamente por su propia preferencia; ya estaba aprendiendo a trabajar con la conciencia del grupo. Así que le pidió a Fitz, que vivía cerca de Washington, D.C., que comprobara los títulos en la Biblioteca del Congreso. ¿Cuántos libros se llamaban "El Camino de Salida", y cuántos "Alcohólicos Anónimos". Se supone que Fitz le respondió telegráficamente diciendo que en la Biblioteca del Congreso
había 25 libros titulados "El Camino de Salida", 12 de "El Camino" y ninguno llamado "Alcohólicos Anónimos". Eso dejó establecido el asunto; nadie quería luchar con la carga de ser simplemente otro "Camino de Salida".
El título del libro se convirtió rápidamente en el nombre de la Fraternidad, aunque continúa el debate acerca de cómo o dónde un grupo utilizó por primera vez el nombre de "Alcohólicos Anónimos". El veterano Clarence S. afirmó que el grupo de Cleveland que él fundó en mayo de 1939 fue en realidad el primer grupo en utilizar el nombre de "Alcohólicos Anónimos". Cualquiera haya sido la forma en que los grupos se llamaban a sí mismos (por lo común sólo "juntas"), ciertamente el nombre se empleó antes de eso para describir a la Fraternidad como un todo. En el libro "Alcohólicos Anónimos", que salió de la prensa en abril de 1939, aunque apareció en letra impresa mucho antes, dos pasajes del prólogo se leen:
"Los de Alcohólicos Anónimos somos más de cien hombres y mujeres que se han recuperado de un estado aparente de desesperanza de la mente y el cuerpo. Mostrar a otros alcohólicos precisamente cómo nos hemos recuperado es el propósito principal de este libro. . .
Cuando escribimos o hablamos públicamente acerca del alcoholismo, instamos a cada uno de los de nuestra Fraternidad a que omita su nombre personal, designándose a sí mismo en su lugar como 'Un miembro de Alcohólicos anónimos' ".
En abril de 1939, Alcohólicos Anónimos fue una Fraternidad con su texto básico y su programa propios.
La edición final del libro fue hecha por Tom Uzzell, miembro de la facultad de la Universidad de Nueva York. Uzzell recortó el libro en una tercera parte (algunos dicen que la mitad: de 800 a 400 páginas) y lo afinó durante el proceso. Fue muy firme al declarar que "Alcohólicos Anónimos" era el título correcto; describía a la Fraternidad y era agradable de leer. El Dr. Howard, un psiquiatra de Montclair, New Jersey, hizo una contribución vitalmente importante: sugirió que había demasiados "tú tienes que". Bill dijo que la "idea del psiquiatra fue eliminar todas las formas de coerción, de poner a nuestra Fraternidad sobre una base de 'nosotros deberíamos' en lugar de 'tú tienes que' ".
Jimmy B. tuvo una descripción llena de colorido de este intercambio: "El Dr. Howard lo leyó (el manuscrito) y lo trajo de regreso al día siguiente", recordó. "Aseguró que Bill estaba cometiendo un maldito gran error. 'Este es el Grupo Oxford', apuntó. 'Tienen que cambiar toda la maldita cosa'.
Le preguntamos: '¿por qué? ¿Qué tiene de malo? Es perfecto'.
Prosiguió: 'deben quitar el 'tienes que'. Deben quitar Dios, pero por completo'. ¡La confusión que le entró a Bill entonces! Casi se voló la tapa de los sesos. Aquí estaba su bebé destrozado por un psiquiatra loco".
Con todos los capítulos completos y editados, Bill y Hank regresaron con Edward Blackwell de la Cornwall Press y dijeron que estaban listos para que empezara la impresión. Pero había un problema: casi estaban en quiebra; sin embargo, todavía creían que el artículo del Reader's Digest podría hacer que el libro tuviera un éxito abundante.
Backwell los ayudó de dos maneras: primera, en que estuvo de acuerdo en imprimir el libro y aceptaran 500 dólares - era todo lo que había disponible - como pago inicial. Después, en que les sugirió una tirada inicial de 5,000 ejemplares, en lugar de las cifras irreales en las que habían pensado Bill y Hank. Bill creyó que Blackwell había captado el espíritu y quería ayudarlos, incluso a riesgo de una pérdida financiera para él mismo y su firma. (En años posteriores, Bill nunca dejó de expresar gratitud hacia Blackwell, y A.A. continuó imprimiendo el Libro Grande en Cornwall Press, durante mucho tiempo después de que llegó a tener una venta constante, de manera que el libro también dio utilidades a la compañía).
El manuscrito que entregaron a la imprenta en Cornwall, Nueva York, había sido revisado y cambiado tantas veces que casi era ilegible. el administrador de la imprenta estaba tan horrorizado, que casi se los regresó para que lo volvieran a mecanografiar; pero, como recordó Bill, el supervendedor Hank lo persuadió para que lo aceptara así y pronto les entregó las galeras para sus correcciones y aprobación.
Hubo una última cuestión que se discutió y argumentó antes que empezaran a rodar las prensas: ¿Cuál sería el precio de venta? Por último decidieron que sería 3.50 dólares, más bine alto para 1939. Para compensar el precio, eligieron el papel más grueso que había en la imprenta de Blackwell. "El volumen original resultó ser tan voluminoso que se le llegó a conocer como el 'Libro Grande' ", recordó Bill. Por supuesto, la idea era convencer al comprador alcohólico de que realmente estaba obteniendo algo que valía ese dinero". La primera impresión resultó un centímetro y cuarto más gruesa que la edición actual, aunque la última tiene 14 historias más y un apéndice adicional.
Ruth Hock recordó otra razón diferente para el tamaño del libro. Pensó que se produjo teniendo en mente al miembro nuevo o en prospecto. "La idea, tal como la entiendo, fue que para empezar, todo el que leyera este libro iba a estar tembloroso y nervioso, y no querría una letra chica en páginas delgadas. Creyeron que un alcohólico las manejaría mejor [las páginas gruesas]".
En marzo de 1939 salieron de las prensas las páginas y se encuadernaron en una cubierta gruesa, de color rojo oscuro con un sencillo "Alcohólicos Anónimos", en doradas letras cursivas en bajo
relieve. Para haber tenido todos los obstáculos que tuvo en su preparación, "Alcohólicos Anónimos" resultó ser tanto atractivo como agradable, digno de su papel como "libro de texto" básico de esta nueva Fraternidad. Se había terminado en sólo un año y presentaba la experiencia de A.A. con el alcoholismo además del programa de Doce Pasos; en un lenguaje sencillo, directo. Las historias personales eran dramáticas y persuasivas. Significativamente, casi todo lo que el libro tuvo que decir referente a los problemas del alcohólico y de su recuperación, todavía es aplicable hoy.
El prólogo de esa primera impresión, publicada en abril, establecía: "No somos una organización en el sentido convencional de la palabra, no se pagan derechos ni cuotas. el único requisito para ser miembro es un deseo sincero de dejar la bebida. No estamos aliados con ninguna creencia, secta o religión en particular, ni nos oponemos a ninguna. Sencillamente deseamos ser útiles a aquéllos que sufren este enfermedad".
Con pocos cambios y adiciones, esa declaración de propósito se repetiría como un preámbulo en los años por venir, todos los días, en miles de grupos de A.A.
En septiembre de 1983 se habían impreso y distribuido 4,000,000 de ejemplares del Libro Grande.
En años posteriores, algunos miembros de A.A. se refirieron a este procedimiento como los seis pasos del Grupo Oxford. El Rev. T. Willard Hunter, que durante 18 años fue miembro del personal de tiempo completo en diversos puestos en el Grupo Oxford y el M. R.A. , dijo: Nunca vi ni í nada parecido a los Seis Principios. Sería imposible encontrarlos en ninguna literatura del Grupo Oxford- M.R.A. Creo que deben haber sido escritos por alguien más bajo una especie de concepto erróneo.
En "Alcohólicos Anónimos Llega a la Mayoría de Edad", que se publicó en 1957, Bill se refirió a Horace C. como "Howard A". Horace había renunciado como depositario después de una disputa y Bill no deseó ofenderlo al utilizar su nombre.

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