viernes, 23 de abril de 2010

Capítulo Veinticinco

Al irse volviendo viejo, la cara de Bill se alargó de cierta manera; su cabello, sin características especiales, y ahora blanco, se volvió más escaso y su voz monótona llegó a ser, si acaso, más insípida. Su alto esqueleto está tan erecto como de costumbre, pero ahora sus ropas le quedaban más amplias. Tenía la reputación de que vestía terriblemente; pero Frank R. recuerda un día que no era característico: Yo estaba una mañana en la oficina de Herb M., hablando con él y entra Bill, de manera despreocupada y dice: 'Miren, compañeros, tengo un traje nuevo'. En esta época particular de su vida, Bill podía haber ido a Brooks Brothers y ordenado cinco, pero era como un niño. Nunca olvidará el 'Miren compañeros, tengo un traje nuevo' ".
Siempre elocuente, bill permaneció tan capaz, como siempre, de aferrarse a su causa en boga. A lo largo de los años, había cambiado muy poco el timbre de su voz; pero, en 1968, si uno se fijaba, se había vuelto notoria la cortedad de su respiración. Su manera de fumar había sido un problema durante años; Ruth Hock recuerda a Bill intentando dejar los cigarrillos en años tan tempraneros como el de 1940. Al "dejarlos", era un notable fumador de los cigarriloos de otra gente, con frecuencia queriendo tomar dos a la vez; Ruth recordó que no era raro que, hacia el final de la tarde, se hubiera fumado toda la cajetilla de ella. Dennis Manders describió la cubierta del escritorio de Bill, con sus aristas marcaas por las colillas de los incotnables cigarrillos que Bill, a lo largo de los años, ahbía dejado ahí y luego olvidado.
No está bien claro cuándo se enteró Bill de que tenía efisema en 1961, solicitó de la Conferencia de Servicios Generales, que hiciera una previsión para Lois, en caso de que su muerte precediera a la de ella. se hizo esto sin demora. También durante 1961 y una vez más, a solicitud de Bill, se hizo otra previsión para Ebby, de manera que recibiera con regularidad un cheque mensual el resto de su vida. Ebby recibió 200 dólares al mes hasta su muerte en 1966.
El pago de sus drechos de autor fue el único ingreso de Bill. Los recibía del Libro Grande; de "Alcohólicos Anónimos llega a la Mayoría de Edad", del "Doce Pasos y Doce Tradiciones" y de "La Forma de vida de A.A." ("Tal como lo ve Bill"). De acuerdo a un convenio efectuado en 1963 entre Bill y la A.A. World Services, se le permitó legar sus derechos de autor a Lois, a la que, a su vez, se le permitió legar los suyos a sus beneficiarios aprobados, como parte de su herencia; siendo la previsón principal que el 80 por cineto tneía que ir a beneficiarios que habían cumplido 40 años, en el moemtno del acuerdo de 1963; a la meurta de estos beneficiarios, sus derechos de autor regresarían a Alcohólicos Anónimos. A solicitud de él mismo, Bill no recibió ningún derecho de autor de ninguna de las ediciones extrajeras de sus libros (ni se incluyó en su herencia).
El trabajo en A.A. de bill todavía estaba sin terminar; hubo un acorde final que sintió que tenía que ser tocado y no descansaría hasta que el útlimo acorde se hubiera resuelto con armonía. El asunto de la proporción de os depositarios no era algo muy complicado, pero fue el último ejercicio de la voluntad de Bill contra la oposición conservadora, en ocasiones reaccionaria, de los depositarios.
A causa de que el cambio era de menor importancia comparado con el alboroto que armó, el simbolismo del asunto quedó en pie con mayor claridad.
La vida entera de Bill había estado dedicada al crecimiento. siempre había abrazado, aporyado y animado el cambio y crecimeinto en sí mismo y en los demás, en sucesos y circunstancias; y en este aspecto era muy poco común: Los psicoanalisata están de acuredo en que la condición que resiste con ma?s fiereza la mayor parte de la gente es el cambio; irá hasta donde sea para mantener su posición.
Cuando, en 1938, el consejo de depositarios había sido formado originalmente para supervisar los asuntos de la infante Fraternidad, había sido idea de bill tener en el consejo una mayoría de depositarios no alcohólicos. En esa época, nadie sa?bia si los alcohólicos pod?rian estar lo bstante maduros para hacerse cargo de sus propios asuntos; incluso de si podrían permanecer sin beber.
Después de la Convención de St. Louis y después del período probatorio de cinco años de la Conferencia de Servicios Generales, ésta fue declarada un éxito y Bill se dio cuenta de que era tiempo de invertir el montaje original y cambiar la coposición del consejo a una mayoría de alcohólicos. Sus esfuerzos para ver que se cambiara la porporción precipitaron una disputa que duró a través de diez Conferencias de Servicios Generales. Pero, ahora, se invirtieron los papeles; anteriormente, cuando bill estaba moviéndose para conseguir el establecimiento de la conferencia, había estado en el paoel del padre intentando "destetar" un niño y ahora, Bill (como símbolo del conjunto de miembros de A.A.) era el niño intentando convencer a sus "padres" - en este caso el consejo de depositarios - de que la Fraternidad estaba lo suficientemente madura para tener la palabra final en la adminitración de sus propios asuntos.
El historiador Ernest Kurtz resume la situación como sigue: "Explícitamente compuesta de una mayoría de no alcohólicos, los depositarios y la fundación eran el testimonio más visible de la respetabilidad de la Fraternidad. Para Wilson, esa dependencia de los no alcohólicos era una negación de la responsaiblida dy una evidencia de inmedurez; pero . . . estos hombres habían dado mucho y la mayor parte habían llegado a ser amigos personales íntimos. La gratitud apropiada . . . también era una responsabilidaad de la madurez y un testimonio de la misam".
En una carta de 1958 a Harrison Trice, un depositario no alcohólico, Bill dio las siguientes razones para el cambio propuesto:
"A causa de la crecinete presión de trabajo, al cual no tenemos porqué echar la responsaiblidad sobre los hombros de los miembros no alcohólicos, y debido a la creciente importancia de la determianación apropiada de la política de A.A. y de su administraicón, que los no alcohólicos, creo que de una maneraq equivocada, han negado toda capacidad para manejarlas; y a causa de la necesidad de una mayor representación geográfica de los depositarios alcohólicos; yt por último, debido a que psicológicamente es erróneo para un movimiento de la talla y madurez presentes, adopatr un punto de vista infantil y temeroso de que no se puede confiar en una mayoría de alcohólicos para colocarloes en nuestro Consejo más importante . . . bueno, éstas son las razones para el cambio tal como las veo".
La Conferencia estaba probando ser un cuerpo conservador. Algunos delegados no comprartían los tmeores de Bill de que la vieja proporción traería serios problemas en el futuro; pero la mayor parte se resistían serios problemas en el furuto; pero la mayor parte se resistían, se?gun decían, a causa de la forma en que Bill se puso a hacer su misión. Dijo Herb M., un depositario, desde 1956 hasta 1960:
"Lo enfocó de frente y de prisa, debido a que en su propia mente él iba de salida y quería ver hecha esta cosa. nadie estaba en desacuerdo con él, en tatno a lo que a la proporción se refería; no había una oposición activa para hacerlo, pero sí la había a la manera en que estaba haciéndolo".
El Dr. Jack expresó que Bill no estaba más arriba de la manera de actuar de un "viejo sangrante" cuando se encontraba frustrado. La reacción de Bill al ver derrotado su plan, por primera vez, fue decir: "¿Estará bien que conserve todavía una oficina en el cuartel general?".
Incluso, Lois encontró difícil de entender porqué Bill estaba tan acalorado por el asunto. En St. Louis, había pasado formalmente la autoridad a la Conferencia de Servicios Generales, la que entonces aceptó la plena responsabilidad apra la composición y las políticas del consejo. Ya que los delegados tenían ahora el poder para cambiar la proporicón de los depositarios en cualquier mometno que quisieran, ¿qué improtaba si esperaban unos pocos años para hacerlo? Ese fue el punto de vista más relajado de Lois.
Año tras año, la Conferencia rehusó su consentimiento a Bill. He aquí algunas notas a ese respecto, tal como aparecieron anualmente en los resúmenes de la Conferencia enviados a los grupos:
1956: "Se aprobó la continuación de la acutal estructura del consejo de depositarios (ocho miembros no alcohólicos y siete alcohólicos) hasta
1958, pero se pidió que al asunto se le dé un estudio más amplio en la Conferencia de 1957.
1957: "Se propone, para su consideración en la Conferencia de 1958. Una propuesta apra cambiar la proporción actual de los depositarios no alcohólicos y alcohólicos en el Consejo de Servicios Generales (ocho a siete)".
1962: "Se aceptó el largamente esperado manuescrito de Bill sobre los 'Doce Conceptos para el Servicio Mundial' y se recomendó que, inicialmente, se distribuyera como un suplemento al 'Manual del Tercer Legado' y, finalmente, como una parte integral del mismo.
Se reafirmaron, por una mayoría de 72 a 36, las decisiones de anteriorres Conferencias de que debe retenerse el principio de tener una mayoría de depositarios no alcohólicos en el Consejo de Servicios Generales. (La proporicón actual es de ocho no alcohólicos a siete miembros de A.A.)".
Finalmente, en el undécimo año, el Dr. Jack insinuó a Bill: "No están reaccionando ante tus ideas, sino ante tu método. Déjame manejarlo". Y entonces . . . "No hubo ningún problema en lo absoluto. Todo lo que hice ne esa reunión fue decir que los depositarios [alcohólicos] han llegado viniendo del movimiento; han sido grandes persona,s han sido muy sólidos. Nunca ha existido una acción en el consejo en que haya habido una división entre los A.As. y los no A.As., y me sentí seguro de que los no A.As. aceptarían el juicio [de los a.As.] En la época en que se estableció la mayoría, en A.A. nadie tenía más de tres años de haber dejado de beber y no confiaban en ellos mismos en el departemento del dinero. Dije: 'Démosles una oportunidad; si no funciona, podemos cambiarlo'. Y fue a?si de fácil".
Así temrinó la larga lucha de Bill para dar a los depositarios alcohólicos el control de la mayoría en el Consejo de Servicios Generales. El informe del consejo a la conferencia de 1967, resumió las actividades del último año, afirmando: "En la reunión trimestral de abil de 1966, el consejo votó de una manera unánime para aceptar las Recomendaciones de la conferencia. Algunas de ellas fueron:
"1. Que el consejo se anumente a 21, siete no alcohólicos y 14 alcohólicos . . .".
Este fue el último asunto oficial de Bill con la fraternidad. Su satisfacción con el resultado fue evidente en esa carta a Herb M.: "No te puedes imaginar lo feliz y agradecido que estoy de que se tomó la decisión de que A.A. debe intentar caminar por sí misma, a nivel del consejo. Entre las fuentes de felicidad, por este resultado, la principal es el recuerdo de que sin tus buenos oficios, no se hubiera podido completar nada durante años, si acaso".
El trabajo de Bill ahbía temrinado.
En 1965 había cumplido 70 años y toda?via estaba fumando. Había dejado de hacerlo muchas veces y reincidido otras tantas. Dijo Nell Wing: "Su respiración había dio empeorando a partir quiza?de 1966 ó 1967. Cada año, se iba yendo más para abajo. El efisema se apoderó de él y toda?via seguía fumando".
Pam B., de Red Bank, New Jersey, se encontró casualmente con Bill e unas vaciones en el Caribe, durante le invierno de 1968. También estaba intentando dejar de fuamar y cuando una tarde se encontró con Bill en la playa, hicieron un pacto mutuo de que ninguno de ellos se fumaría un solo cigarrillo hasta que se reunieran de nuevo al día siugiente. Todos los días se reunían en la playa y todos los días se refrenaban de fumar hasta que volvían a reunirse. Sin embargo, la hora señalada para su cita cada día era más temprano.
Bill empezó a llevar un inhalador de bolsillo; era un aparato en forma de "L" con uno de los extremos para ponerse en la boca y el otro era un émbolo que se hundía con el pulgar. En sus paseos por los senderos alrededor de Stepping Stones (los Wilson eran propietarios de algo más de tres hectáreas y media boscosas), ahora Bill se detenía con frecuencia a descansar, sentándose en los troncos restantes de árboles que se habían talado, mientras recuperaba el aliento. Los vecinos, acostumbrados a verlo durante años en estas caminatas diarias, se dieron cuenta de que iba mermándose.
Un momento decisivo llegó en febrero de 1969. Había sido un duro invierno y bill se trepó al bajo techo de su estudio para investigar el daño causado por el hielo y la nieve; perdió pie y empezó a resbalarse. Agarrándose de una rama que sobresalía, se las arregló para detener su caída; se puso de pie, ent?ro para tomar algún alimento y pronto regresó al trabajo; pero estaba muy golpeado y las contusiones no disminuyeron rápidamente.
Con el incidente, empezó la continua declinación de la salud de Bill. En abril de ese año, había dejado realmente de fumar y esta vez continuó sin hacerlo. Dijo Bob H.: "Puedo decirte con exactitud cuándo fue porque, a pesar de mi incredulidad, acabó teniendo éxito al dejar de fumar poco a poco. Cada día estuvo fumando menos y puedo decirte exactamente cuándo fue: en 1969, en el invierno del 69, aunque para ese tiempo ya se había hecho mucho daño".
Para Bill, 1969 fue un año en que la enfermedad entraba y salía; primordialmetne fue la pulmonía. Rara vez iba a la oficina y, cuándo lo ha?cia, con dificultad podía caminar unas pocas calles a la estación para el viaje a casa; en cada calle se tenía que detener y descansar.
Al M. vio a bill por última vez, aproximadamente en esa época. "Estábamos en Nueva York y llamamos a Bil para decirle que nos
gustaría ir a verlo; nos dijo que no se estaba sintiendo muy bien y quería invitarnos a pasar la noche, pero que no pensaba que sería buena idea. Salimos de ese pequeño trencito y aquí estaba Bill con un pie fuera del coche, colgado sobre el volante y respirando a bocanadas; así estaba de mal, no se podía salir del coche".
Con frecuencia, Nell Wing iba a trabajar a Bedford Hills. Por ?si misma era capaz de despachar una gran parte de la correspondencia; por ahora, podía muy bien anticparse a lo que Bill diría y era capaz de escribirlo; incluso podía imitar su letra y su estilo.
A principios de 1970, mejoró ligeramente; aunque continuaba yendo a Nueva York de una manera irregular, fue capaz de asistir a las juntas de los depositarios. En la oficina muchos no estaban conscientes de que estaba seriamente enfermo, aunque Bill hablaba en una forma aiberta acerca de su efisema. No se sabe si él estuvo conscinete o no lo estuvo, de que se encontraba en los principios de la enfermedad mortal.
Todos los meses de abril, Bill hablaba en la cena de apertura de la Conferencia. En 1970 fue programado para hablar ocmo de costumbre. Bob H. recordó lo que sucedió esa noche:
"Empezó a hablar y de pronto se detuvo, justamente a mitad de una oración. Permaneció ahí un poco y luego dijo: 'Lo siento, no puedo continuar', se fue y se sentó.
Todos se quedaron pasmados ante esto, porque si había algo que siempre pudiera hacer Bill, era hablar, elocuente, articulada y persuasivamente".
Dennis Manders, a cargo de la grabación de la conferencia, recordó su propia sorpresa, cuando Bill le ofreció disculpas por estropear la grabación, al ser incapaz de continuar. (También Nell confirmó que, durante toda la última enfermdad de Bill permaneció siendo de la manera que siempre había sido: considerado con los demás).
En abril, la O.S.G. se cabmió a su domicilio actual en el 468 de Park Avenue South. Bill sólo vió una o dos veces las nuevas oficinas.
Ahora, Bill padecía dolores de toda índole, al igual que estaba inseguro mentalmente, pero tenía muchas ganas de asistir en julio a la Convención Internacional en Miami Beach. En mayo de ese año, fue a internarse al Instituto del Corazón de Miami, el director era el Dr. Ed B., compañero y querido amigo de A.A., y un dedicado médico. Bill había pasado también una semana con un doctor en vitaminas y dieta en la parte norte del Estado de Nueva York.
Bob H. describió la Convención de Miami, que se efectuó incluyendo el fin de semana del cuatro de julio:
"Llegaron Lois, Nell y él. Tan pronto como se registraon, subí a la "suite" y Bill estaba de mal humor; se había ido al dormitorio y ahí se acababa de lanzar boca abajo en la cama, acostándose a lo ancho.
Estaba programado para asisitr a una conferencia de prensa; había cuatro cosas que se suponía iba a hacer y esa era una de las más importantes. Por supuesto, debía dar una plática importante, como siempre lo hacía en esas Convenciones cada cinco años.
Lois me preguntó si me queda?ria a cenar. Les subieron la cena y el humor de Bill mejoró un poco; se sentó a la mesa, pero en realidad no comió; regresó a la habitaicón y se dejó caer de nuevo en la cama. Me encontraba muy preocupado por él, debido a que empezaba a ver que, a menos que sucediera un milagro, [sería] en cierta forma un riesgo colocarlo enfrente de un montón de reporteros.
Teníamos programada la conferencia de prensa para la amñana siguiente, así que lo primero que hice fue ir ahí y ver cómo estaba. Durante la noche, había estado en contracto con Ed B., que en aquel entonces era el jefe de la clínica de cardiología en Miami y dijo: 'Tenemos que llevarlo de inmediato al instituto', al Instituto del Cora?zon de Miami. Así que consiguieron una ambulancia y se lo llevaron. Tuvimos un par de personas que lo sustituyeron en la conferencia de prensa, supongo que principalmetne el Dr. Jack.
Bill en la conferencia de Servicios Generales de 1970, para entonces un vehículo probado para la conciencia de grupo de la Fraternidad.
Y después iba a hablar en la gran reunión del viernes por la noche. Tenía el corazón puesto en esto y Ed, que lo admiraba mucho y era muy íntimo de él, afirmó que podía solucionarlo". Físicamente le era imposible a Bill hablar el viernes, pero no estaba dispuesto a rendirse.
"Tuvimos la reunión (del domingo en la mañana) en el hall de la Convención", continuó bob H. "Había 14,000 personas. Bill fue llevado en una ambulancia a la entrada trasera. Tenían ahí un camión montacargas, que tomó a Bill en la silla de ruedas, lo levantó ylo depositó en la entrada trasera del escenario. Tenía colocado un tubo nasal y estaba aspirando oxígeno.
Fue llevado en la silla de ruedas frente al micrófono, y puesto de pie, con alguien más o menos deteniéndolo; quizá fui yo, no lo recuerdo. Y justo durante unos pocos minutos . . . sólo habló cuatro minutos y durante los dos o tres primeros fue el viejo Bill, ¡fantástico! Podría hipnotizar a la gente.
Eso fue todo. Regresó a la silla de ruedas y [fue] sacado, bajado a la ambulancia y regresaron al hospital".
Los asistentes a la Convención recuerdan haber visto la figura de Bill en bata de baño, algunas veces de pie, otras en una silla de ruedas, alrededor del hotal, durante ese fin de semana. Bernard Smith y Marty M. cubrieron su turno, dando las otras pláticas que originalmetne se ha?bia programado que hiciera.
Durante el resto del mes permaneció en el Instituto del Corazón, a causa de que el Dr. Ed pensó que ahí pod?ria ser ayudado. Cuando Bill y Lois regresaron al norte, el primero de agosto, su buen amigo Bernard Smith, que tan recientemente había llenado el papel de Bill en la Convención, murió de un ataque al corazón.
A su regreso, a Bill le entró muy pronto pulmonía y en realidad nunca se le quitó. Sería llevado al Hospital Northern Westchester, en donde esta?ria unos días y luego se iría a casa. Cuando fue capaz de caminar un poco, regresaría la pulmonía. En Miami, había empezado a usar un tanque de oxígeno; ahora, nunca estaba sin él. Al principio consumiría un tanque cada tercer día, después todos los días y luego, su uso fue continuo.
Comenzó a tener alucinaciones, que erna tan reales que se las describiría a Lois y a Nell. En ocasiones, a causa de que sus poderes como un narrador de cosas graciosas eran tan brillantes, con su capacidad descriptiva tan viva, que Lois y Nell reirían a pesar de sí mismas.
A principios de septiembre, bill estaba por completo postrado en cama. En noviembre, nunca bajó al piso inferior. Ese noviembre, Lois leyó su mensje de despedida en su cena de aniversario; en éste, Bill parafraseó el saludo árabe que le había mandado un miembro. Escribió a todos los A.As.: "Los saludo y les agradezco que estén vivos".
Fue un período agotador y fatigoso, lleno de esfuerzo. Tendría etapas lúcidas y en la mañana, cuando se despertaba, diría: "Oh, Dios mío, otra vez tengo que pasar por todo esto". Conseguir pasar cada día requería de un enorme esfuerzo y casi tan grande era igualmetne la tensión sobre Lois. Ahora, también tenía enfermera de noche y de día.
Bob H., que entonces era gerente general de la O.S.G., recordó:
"Estaba razonablemetne convencido desde finales de julio o principos de agosto, de que Bill no iba a vivir mucho. No sabía cuánto, pero decidimos que haríamos todos los planes con tiempo suficinte, lo cual hicimos, todos. Hicimos una lista de toda la gente a la que había que notivicar; de la que se le podría notivicar por teléfono, de la que había que notificar por telégrafo, de la que se le podría notificar por carta. Todo lo que teníamos que hacer era presionar un botón y todo se podn?ria en movimiento".
En enero de 1971, el Dr. Ed, que estaba en constante contacto por teléfono, decidió que el Instituto del corazón de Miami podía ser capaz de hacer algo por Bill, ya que tenía un nuevo aparato para respirar que podía ayudarlo y decidió llevar a Bill de regreso a Miami. Un viejo amigo alquiló un avión Learjet y el Dr. Ed voló desde Miami para acompañar a Bill a su regreso.
La cabina del avión era tan pequeña que hubo que quitar una parte para que cupieran los pies de Bill. Dijo Nell: "Lo tuvimos reposando en una camilla sobre los respaldos reclinados de varios asientos, usando su siempre presente máscara de oxígeno. el Dr. Ed me colocó a mí cerca de sus pies, él a mitad del cuerpo y Lois en la cabeza". Nell, que había oído a Billaconsejar a un número incontable de personas, utilizó ahora sus propias palabras para consolarlo. "Manténte firme", le animaba y Bill apretaba su mano en respuesta. Lois le susurraba suavemente, agrarrándole la otra mano y hablando. Durante el vuelo a Miami, Bill permaneció consicnete y de buen ánimo; describió a sus padres, a sus aubelos y a Mark Whalon, ya que todos se presentaron ante él en la cabina de avión.
El avión llegó a Miami al declinar la tarde y Lois estaba casi exhausta. A las ocho de la noche, después de cenar y de que Losi ha?bia regresado al cuarto de Bill a despedirse, Nell y ella se retiraron a su "suite", con habitaciones contiguas en el Holiday Inn, al lado del Instituto. Bill estaba cómodo y alegre cuando Lois le dejó.
Era el 24 de enro y el 53 aniversario del matrimonio de Lois y Bill. Bill murió a las once trinta de la noche.

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