sábado, 24 de abril de 2010

Contenido

'TRANSMÍTELO'
La Historia de Bill Wilson y de cómo llegó al mundo el mensaje de A.A.
Contenido
1. Los primeros años en Vermont- La personalidad de Bill se desarrolla en la unidad familiar; el divorcio de los padres sigue un violento trastorno emocional; la influencia continua de los abuelos Griffith, a la pérdida de su primer amor, sigue la depresión.
2. Los años de la guerra - El joven soldado da un cambio a su vida con el amor de su Lois y la ilusión de una carrera militar; el primer trago . pág. 18
3. Construyendo una vida - Las incertidumbres de la carrera y las desilusiones; se hace pedazos la esperanza de una vida familiar plena; surge el patrón de bebida de Bill y los Wilson hacen una "fuga geográfica" en motocicleta. pág. 29
4. En Wall Street - El exitoso corredor de bolsa prueba las mieles de la respetabilidad profesional y las amarguras de la devastación emocional, conforme progresa su alcoholismo; Bill es hospitalizado. pág. 37
5. Del infierno a la cima de la montaña - El Dr. Silkworth y Ebby llevan cada uno su propio mensaje a un Bill en bancarrota, al borde del suicidio, una experiencia espiritual libera a Bill. pág. 50
6. En el puente de regreso a la vida - De los primeros espirituales y el trabajo con otros alcohólicos, surge una fórmula para la sobriedad. El intento de Bill para reconstruir su carrera, tiene como resultado, el encuentro del "alcohólico de Nueva York" con el Dr. Bob en la ciudad de Akron. pág. 62
7. "Que sea rápido . . ." - La reunión de 15 minutos del Dr. Bob se convierte en cinco horas de compartimento; la identificación y la experiencia compartida entre iguales como algo básico para la recuperación; las reuniones del Grupo Oxford en Akron; el último trago del Dr. Bob. pág. 71
8. "Perdidos . . . y encontrados" - Bill, sobrio, pierde su primer intento para encontrar trabajo; pero, junto con el Dr. Bob encuentra a los A.As. números 3 y 4: Bill D. y Ernie G. pág. 77
9. Transmitiéndolo - En pequeños Grupos se empiezan a recuperar alcohólicos; se separa del Grupo Oxford un "puñado de alcohólicos sin nombre" y desarrollan el hábito de la conciencia de Grupo. pág. 81
10. "¿No estropeará esto el dinero?" - Los millones de John D. Rockefeller no están disponibles para apoyar los grandes planes del Grupo; un pequeño préstamo proporciona algún alivio y Bill y el Dr. Bob establecen una estructura legal. pág. 92
11. "Alcohólicos Anónimos" - El Libro Grande, escrito por Bill W. y editado por la Conciencia de Grupo; el primer intento de información pública de la organización también da al grupo un nombre y un programa conciso de recuperación en los Doce Pasos. pág. 97
12. Se cierra una puerta y se abre otra - Las venturas del Libro Grande son nulas; Bill y Lois sin hogar; Hank bebe otra vez. No obstante, alguna publicidad motiva solicitudes de información y un préstamo de 1,000 dólares conserva a flote a A.A.
pág. 107
13. La insatisfacción divina - Conserva a Bill buscando metas, aparentemente inalcanzables: un trabajo y un hogar propio; las ventas del Libro Grande; restauradas las relaciones personales; el "apadrinamiento espiritual" del Padre Ed Dowling da a Bill una nueva percepción de la "sed divina". pág. 122
14. En el mapa - La publicación del Saturday Evening Post coloca en el mapa a Alcohólicos Anónimos; la correspondencia de Bill da forma a actitudes que se convierten en partes integrales del programa de A.A., en especial la experiencia amarga como oportunidad de crecimiento. pág. 128
15. Una casa propia - Los Wilson encuentran Stepping Stones; Bill hace la decisión de una carrera final y conforme crece A.A., se ofrece para ayudar, en lo militar, durante la Segunda Guerra Mundial. pág. 137
16. "Kindergarten espiritual" - La convicción de Bill de que "todos somos alumnos" anhelando más conocimiento y desarrollo espiritual, le conduce a explorar el fenómeno psíquico, al igual que la doctrina católica. pág. 145
17. En el camino - Bill y Lois viajan por todo E.U.A., visitando cientos de Grupos y miembros de A.A., incluyendo reclusos; una reunión familiar en Navidad.pág. 151
18. Navegando emocionalmente contra el viento - En el punto vulnerable de la alegría increíble, Bill sufre una depresión debilitadora: los colegas ofrecen puntos de vista de la condición de Bill. pág. 154
19. Asegurando el futuro - Bill desarrolla las Tradiciones de A.A. y vislumbra la estructura de servicios de A.A. pág. 160
20. Confiando en los servidores de confianza- La campaña "machacona" de Bill para que se haga una Conferencia de Servicios Generales, encuentra la resistencia de los depositarios y el consejo "Tómalo con Calma", del Dr. Bob; en Cleveland se aceptan las Doce Tradiciones y, justo antes de su muerte, el Dr. Bob está de acuerdo con el Plan de la Conferencia. pág. 172
21. "No para gobernar sino para servir" - El Plan de la Conferencia de Bill se expone de manera general en el folleto "El Tercer Legado" y es respaldado con sus presentaciones personales; la Primera conferencia de Servicios Generales. pág. 181
22. La mayoría de edad - Bill escribe "Los Doce Pasos y Las Doce Tradiciones" y, en 1955, da libertad a la Fraternidad en la madurez; principales pérdidas personales; correspondencia con un recluso condenado a muerte. pág. 185
23. "Cualquier cosa que ayuda a los alcohólicos . . . " - Bill experimenta con el LSD; pero finalmente lo deja, cuando la controversia se agita dentro de A.A.
pág. 195
24. Una segunda jornada - Hace contacto con Wall Street y explora nuevos campos: la especulación financiera; investigación de la conversión de energía; la correspondencia de Jung; terapia de niacina y más controversia dentro de A.A.
Pág. 200
25.El acorde final - La proporción de depositarios resulta con armonía; disminuye la salud de Bill, aunque asiste a la Convención de Miami; Bill muere el 24 de enero de 1971. pág. 208
Palabras finales y fechas importantes

Capítulo Uno

William Griffith Wilson nació el 26 de noviembre de 1895 en East Dorset, Vermont, en una habitación situada detrás de un bar, que estaba en la Casa Wilson, el hotel de la villa manejado por la viuda Wilson, abuela de Bill. Los padres de Bill habían ido a vivir ahí, después de su matrimonio en 1894.
Bill nació alrededor de las 3:00 horas de una madrugada invernal y su alumbramiento fue difícil; su madre, Emily, dijo: "Cuando te trajeron conmigo, estabas frío, descolorido y casi muerto, y yo también estaba así; tú por la asfixia y yo por las dolorosas laceraciones y la pérdida de sangre; pero te retuve contra mí, abrazado, así, ambos nos calentamos, nos confortamos, y sobrevivimos; pero el recuerdo de todo ello no podría estar más claro en mi conciencia si hubiera sido marcado con un hierro al rojo vivo, porque no se me aplicó anestesia mientras esos inmensos instrumentos asían fuertemente tu cabeza".
Durante los primeros meses de su embarazo, Emily había escrito un poema, que dirigió a su madre y a su hermana Millie. Lo tituló "Un Huésped Bienvenido":
"¡Cuándo llegue el bebé! La tierra sonreirá / Y con sus artes invernales seducirá / Los duendes de la escarcha y las dichosas hadas, / Todos vestidos con prendas de nívea pureza / Para recibir a mi huésped / ¡Cuando llegue el bebé! Sombras de la muerte ahora / Todo el pensamiento de mí. El mundo se vuelve generoso, /Sanan las viejas heridas, se olvidan los antiguos errores / No la pena y el dolor, / La Tierra no conserva mancha. / ¡Cuándo llegue el bebé! Me parece que veo / La encantadora cara que va a tener, / Y las antiguas dudas y los temores que persiguen / Se pierden en los sueños de años más felices / Las sonrisas siguen a las lágrimas / ¡Cuando llegue el bebé! Dios me haga buena / Y rica en la gracia de la maternidad, / Haga blanca esta alma mía de mujer / Y encuentre este gran regalo Tuyo / En este tiempo de alegría".
Con su característica atención a los detalles, Emily registró todas las estadísticas del bebé: Bill pesó 3.060 Kg. al nacer, y ganó peso rápidamente: 11.800 Kg. a los seis meses y 14.500 Kg. al término del año. Tuvo su primer diente a los diez; y caminó a los 15 meses; aprendió con rapidez las letras y las palabras: "Encuentra una G en sus cubos y dice 'esa es la G, tiene su cola'. Posteriormente dice 'esa es la Q' y le decimos: 'No, es la G'; entonces dice: 'La llamaré Q', con una sonrisa muy traviesa en sus ojos".
El padre de Bill, Gilman Barrows Wilson, era un hombre extraordinariamente agradable, conocido como excelente narrador de historias, con voz estupenda que, incluso, mejoraba con algunos tragos. "Qué jovial era Gilly", dijo uno de sus antiguos vecinos. "Recuerdo cómo decía siempre: 'al cuerno con los pequeños y al c . . . con los grandes' ".
Administraba una cantera de mármol cerca de East Dorset y era considerado líder a un grado tal que, posteriormente, cuando fue a trabajar a la Columbia Británica, varios marmoleros de East Dorset "levaron anclas" par seguirlo.
Durante la infancia, Bill tuvo en su padre un excelente compañero, que jugaba béisbol con él en el patio, todas las noches. "Los domingos rentábamos un calesín cubierto, con el techo plano y adornado con borlas por todos lados", recordó Bill. "Lo guiábamos con cierto estilo y mucha satisfacción".
La gente de Gilman, los Wilson, eran amables y notorios por su humanismo: de manga ancha, tolerantes y también buenos administradores y organizadores. En la familia había evidencia de alcoholismo: el abuelo paterno era bebedor problema, que llegó a la religión en una reunión de revivalismo y nunca volvió a tomar una gota. Gilman era "bebedor muy fuerte, pero no alcohólico", pero su padre, decía Bill, se metió en más de un problema a causa del licor.
La familia de su madre fue diferente. Los Griffith fueron maestros, abogados y jueces; además, difíciles de manejar y de gran fuerza de voluntad, valor y fortaleza. Emily había sido maestra de escuela antes de casarse; tenía inteligencia, determinación, ambición y un valor inmenso; posteriormente tendría éxito en una profesión, mucho antes que el campo de las carreras se abriera a las mujeres. Pero los Griffith también tuvieron cierta dificultad para entablar relaciones interpersonales con gente fuera de su propia familia; "siempre fueron muy respetados, pero raramente amados", fue la forma en que Bill lo describía.
Aunque Bill nunca hizo un verdadero esfuerzo para determinar sus raíces - de parte de su padre, era escocés-irlandés, y de su madre, principalmente galés -, creía ser pariente lejano del presidente Woodrow Wilson. "¡Gracias por la desconcertante comparación entre mi primo Woodrow y yo!", escribió una vez a un compañero. "De hecho, es primo cuarto, aproximadamente. Hace años, algún miembro de la familia Wilson - ahora tan difundido, que es el apellido más común en el directorio telefónico de Chicago - visitó a mi padre y se lo dijo. Supongo que hay cierto parecido, cuando uno se detiene a pensarlo". En realidad, de adulto tuvo cierto parecido facial y físico con el presidente Wilson.
La hermana de Bill, Dorothy Brewster Wilson, nacida en 1898, buscó su árbol genealógico con el fin de calificar como miembro de las Hijas de la Revolución Norteamericana (DAR). Cuando se le preguntó qué había hecho en la guerra su antepasado, contestó que había guiado a las tropas Norteamericanas en la batalla de Monmouth, pero, añadió complacida, no era general, sino el que tocaba el tambor
En las dos páginas siguientes: Izquierda, la madre de Bill, Emily Griffith Wilson, tuvo éxito profesionalmente mucho antes de que la mayor parte de las carreras se abrieran a las mujeres.
Derecha: Gilman Barrows Wilson, que provenía de una familia de manga ancha, tolerante, fue una compañía amistosa para su hijo.
Dorothy recordaba el East Dorset de su infancia, en el cambio de siglo, como una pequeña villa de "alrededor de 20 casas", en dos calles anchas con aceras de mármol y muchos árboles hermosos, en su mayoría maples de miel. Había dos almacenes generales, dos fábricas de mármol y una de queso, una herrería y una carbonería; también una escuela pública y dos iglesias". Hoy, con una población aproximada de 300 habitantes. East Dorset tiene poco más de 50 casas y se encuentra escondida en el Valle de Vermont, hacia las laderas occidentales de las montañas Verdes; la villa en que nació Bill es una más entre un número de aldeas que constituyen el contorno territorial de Dorset.
Desde su ventana, Bill podía ver el Monte Eolo que se eleva sobre el pueblo. Bill decía: "Uno de mis primeros recuerdos es la de mirar hacia arriba, ver la enorme y misteriosa montaña, y preguntarme si algún día escalaría tan alto". Denominado así por el dios del viento de la mitología griega, el Monte Eolo se conoce por las ráfagas que azotan su cumbre y aúllan sobre las excavaciones dejadas por la ahora desaparecida industria marmolera de East Dorset.
Las canteras de mármol se dejaron de trabajar en el área, al final de la Primera Guerra Mundial, pero en la infancia de Bill todavía era una industria activa. "Mis parientes fueron siempre operadores de las canteras de mármol, o sea, en la parte de los Wilson, y mi padre heredó la tradición", recordó Bill. "Puedo recordar cuando era niño, verlo ir en un calesín hacia la llamada cantera del norte. De esa cantera salieron muchos monumentos conmemorativos notables, creo que la Tumba de Grant, quizá la Biblioteca Pública de Nueva York y otros edificios de esta ciudad a los cuales revisten". El mármol de East Dorset es blanco con ligeras tonalidades azul grisáceas.
Bill fue niño precoz; cuando era muy pequeño, su padre le dio un gran diccionario ilustrado para que lo mirara, y preguntaba de qué eran las imágenes; entre otras cosas, aprendió cómo se veía un puente voladizo. Cuando su madre lo llevó en tren a la Ciudad de Nueva York, por la ruta que se extiende a lo largo del río Hudson con sus diversos puentes, de pie en el asiento, gritó en voz alta: "Mira mamá, hay un puente voladizo" y los otros pasajeros se asombraron del niñito.
Bill empezó a ir a la escuela, de dos salones, en East Dorset, y las primeras cartas de su madre muestran buena imaginación y una mente activa. En una carta que mandó a Emily y a Dorothy, que estaba en Florida, probablemente en febrero de 1902, cuando tenía aproximadamente seis años, escribió:
"Querida mamá, por favor mándame algunas naranjas. Espero que la estés pasando bien. ¿Cómo estás, mamá? ¿Es un lugar bonito? También me gustaría ir. Si papá me dejara ir contigo".
Bill escribió otra vez el 9 de marzo: "Querida mamá. ¿Cómo están tú y Dorothy? Papá acaba de traer una fotografía de Dorothy. Creemos que es muy bonita. Abuelo recogió las flores que nos mandaste anoche. Son preciosas. ¿Tiene Dorothy un cocodrilo? ¿Le gustó el barco a Dorothy? William Griffith Wilson".
La casa de los Wilson en East Dorset, Vermont, escondida en las laderas occidentales de las Montañas Verdes.
En una carta más, Bill comunicó que estaba usando pantalones para niños de 11 años. "Supongo que no me reconocerán cuando regresen", añadió. "¿Cuándo vienen? Estoy de vacaciones de la escuela hasta el 1º de abril. Me alegraría verlas". Esta estaba firmada: "De Willie".
Emily y Dorothy todavía estaban fuera de Vermont, cuando Bill escribió el 21 de septiembre de 1902: "Querida mamá, ha empezado la escuela y estoy en primero de primaria. Tengo un nuevo libro de aritmética. Tenemos el mismo maestro que estaba aquí antes. Tengo dos dientes nuevos de abajo. Parecen pequeñas sierra. Abuelo y yo fuimos a la variedad del Capitán Thomases. El Capi es listo. ¿Cuándo regresan tú y Dorothy? Tengo muchas ganas de verlas. Trato de ser buen niño. Abuelo dice que lo soy. Estoy aprendiendo muy rápido a leer y hacer números. De tu hijito Willie. P.D. Besos a la hermana de mi parte".
En 1903, la familia Wilson se mudó a Rutland, 40 Kms. al norte en donde el padre de Bill se hizo cargo de la administración de la cantera de Ryutland-Florence. Vivieron en el 42 de la Avenida Chesnut y Bill asistió a la Escuela de la Calle Church.
Comparada con East Dorset, Rutland era una metrópoli, y Bill encontró amenazadora su nueva escuela. "Recuerdo muy bien cómo me sentí abrumado por el gran número de niños que me rodeaban y cómo comencé a desarrollar una gran timidez", dijo. "A causa de ésta y de mi torpeza, empecé a trabajar tiempo extra para ser jugador de béisbol. En los deportes . . . alternaba entre sentirme competitivo en extremo y entusiasmo por el éxito, y profundamente desanimado y tímido por la derrota". Una derrota le era dolorosa en particular si consistía en haber sido vencido por algún condiscípulo más pequeño. Bill (que llegaría a medir 1.85 m.) ya era alto para su edad, como lo indican los "pantalones de un niño de 11 años". Recordaba que su timidez y torpeza le impidieron tener amigos íntimos cuando era niño.
Bill sí tuvo un amigo íntimo, que lo fue durante toda su vida. Mark Whalon era nueve años mayor que Bill y recordaba exactamente haber oído los gritos de Emily la mañana en que nació Bill. (Luego aparece como "mi amigo el cartero" en las cartas y recuerdos de Bill, ya que, en East Dorset, era el que llevaba la correspondencia a los pueblos).
El joven Bill trabajó dura en la escuela para sobresalir en los deportes, en un intento para superar su "timidez y torpeza".
Aunque en la infancia de Bill se desarrollaron conflictos internos difícilmente se le consideró como un jovencito molesto o poco amistoso, sino al contrario: "nunca oí que alguien dijera que no le agradaba Bill", recordó un antiguo condiscípulo, "era un tipo excelente, muy popular. Era muy alto y bien constituido, de anchos hombros; un muchacho de buena presencia".
Desde corta edad, Bill mostró interés en la ciencia y, cuando vivían en Rutland, hizo un laboratorio de química en la leñera y casi hizo explotar el cobertizo . . . y a sí mismo. "Recuerdo cómo se horrorizó mi padre una noche al darse cuenta que yo había mezclado ácidos, supongo que sulfúrico y nítrico para hacer nitroglicerina de verdad en el cobertizo de la parte trasera, cuando llegó a casa yo estaba mojando papel en nitroglicerina y quemándolo. Puedes imaginarte la sensación que tuvo un hombre acostumbrado, como él lo estaba, al empleo de la dinamita en la industria canterera, la cual no es sino una pálida imitación de esa sustancia. Recuerdo con cuanta cautela levantó papá el plato, cavó un gran agujero, que humedeció; con cuidado esparció la mala sustancia por todo él y, con el mismo cuidado, lo tapó".
Otro experimento que intentó Bill fue un equipo telegráfico. Su amigo Russ y él se comunicaron por el código Morse, instalado por Bill.
En 1906, Emily, Bill y Dorothy regresaron a East Dorset. De este período han sobrevivido algunas cartas de Bill:
"12 de noviembre de 1906. Querida mamá: Hoy nevó mucho y en la escuela nos lanzamos muchas bolas de nieve. Tanto Dorothy como yo estamos bien y espero que tú también. Conseguimos nuestras 'calabazas de halloween' y llamé Punch a la mía, y Dorothy, Judy a la suya".
"Me preguntas qué sucede cuando enciendes P con el N. Los vapores del anhídrido fosfórico, P2O5, inmediatamente suben y llenan el frasco con densos vapores blancos que, después que el agua reposa absorbe el P2O. Al quemarse el P consume el oxígeno del frasco, dejando así el nitrógeno casi puro. El aire está compuesto de 1/5 parte de oxígeno y 4/5 de nitrógeno; al consumirse el oxígeno el agua sube 1/5 parte del frasco. Así que eso es lo que sucede" . . .
"13 de noviembre: En la noche de halloween tuvieron una fiesta en el vestíbulo; hubo sombras chinescas y toda clase de juegos, también refrescos. El cuarto estuvo totalmente iluminado por las 'calabazas' y linternas 'japonesas'. Nos divertimos mucho. No me acuerdo de más. Tu hijo que te quiere, Willi Wilson. P. D. Todavía no he ido a Rutland a ver a Russ".
Una nota en la carta lleva el comentario: "Sabe lo que sucede, ¿es así? ¿No es divertido? Creo que puede ganar a su madre en el arte de escribir cartas". Puede haber sido escrito por Emily o por uno de los abuelos de Bill, al meter la carta en el sobre, para enviarla.
En la siguiente carta no hay fecha, aunque la referencia al Día de San Valentín hace suponer que haya sido de febrero o marzo de 1907.
"Querida mamá: Todos estamos bien y espero que tú también. No he tenido tiempo de escribirte, tenemos que estudiar día y noche. Puedo pasar apuros al igual que los demás.
Hoy escribí una composición sobre la 'industria del hierro y el acero'.
Las tarjetas de San Valentín que mandaste se acabaron a la mañana siguiente antes del desayuno; si las hubiéramos tenido podríamos haber vendido otras 50. Dorothy dice que quiere que le mandes algunas tarjetas de Pascua.
¿Te acuerdas del Sr. Parent?, el papá de la niñita que se llamaba Lillie y que solía venir a jugar con Dorothy. Bueno, la cantera cerró, el padre de Lillie fue a trabajar a West Rutland y se iba por el crucero del tren. Tenía el gorro puesto tapándole las orejas, no oyó que venía el tren y lo mató. Fue algo muy malo.
Acerca de la medicina, cuando vine de casa de los Russel lo hice por la Calle Centre. Compré a Dorothy una vajilla para las muñecas y pensé que tenía que comprar algo más pero no pude acordarme. Llegué a la estación para alcanzar el tren y no lo recordé hasta que llegué a casa. Lo siento. Tu hijo que te quiere, Will".
Hubo una razón para que Emily tuviera ausencias prolongadas. "Sin que lo supiéramos Dorothy y yo, se estaba desarrollando una desavenencia entre mis padres. También recuerdo que mi madre estaba teniendo lo que decía eran crisis nerviosas, que algunas veces hacían que necesitara irse durante largos períodos a la playa y en una ocasión a un sanatorio.
Aunque no lo sé y aunque mi padre nunca se volvió alcohólico, a veces era un bebedor muy fuerte. Al igual que yo, era una persona que se entusiasmaba mucho por el éxito, y junto con algunos amigos de la cantera y el respaldo económico que tenían de Nueva York, tenía prolongadas borracheras. Aunque nunca supe los detalles, creo que uno de estos episodios tuvo consecuencias que ofendieron mucho a mi madre y aumentaron la tensión entre ellos".
Poco después de regresar de East Dorset, la desavenencia entre Emily y Gilman se volvió abierta. "Mamá nos llevó a Dorothy y a mí a lo que creíamos un día de campo en el hermoso Estanque de North Dorset, que ahora se llama Lago Esmeralda. Nos sentamos al suroeste abajo la
sombra de un árbol, mamá parecía estar muy tranquila, y creo que ambos sentíamos un mal presagio.
Entonces, fue cuando mamá nos dijo que papá se había ido para siempre. Hasta hoy, me estremezco cada vez que recuerdo la escena, sentado en la hierba, frente al lago; fue una experiencia de agonía para alguien que aparentemente tenía una sensibilidad emocional como la mía. No obstante, escondí la herida y nunca hablé al respecto con nadie, ni con mi hermana".
El divorcio de sus padres produjo a Bill un impacto que nunca olvidó. El dolor fue aumentado por el hecho de que no volvió a ver a su padre durante nueve años. Después de la separación, Gilman se fue de Vermont y finalmente se estableció en el occidente de Canadá, continuando su trabajo como cantero en High River, Alberta y Marblehead, Columbia Británica.
La madre de Bill tenía fuerte voluntad, pero carecía del calor y la comprensión que podría haber mantenido a su hijo con buena estabilidad en esa época difícil. "Mi madre disciplinaba y puedo recordar la agonía y el miedo por los que pasé cuando me administró la primera buena tunda, con el reverso de un cepillo del pelo; de alguna manera, nunca podría olvidar esa zurra que hizo en mí una impresión imborrable".
Emily se llevó a Bill y Dorothy con sus propios padres, Gardener Fayette Griffith y Ella Griffith, en East Dorset. Ella también permaneció ahí durante algún tiempo, recuperándose de una enfermedad no identificada y completando los arreglos para el divorcio.
"En aquel entonces, yo tenía diez u 11 años y seguía creciendo (incluso con mayor rapidez), y sufría por mi torpeza física y por la separación y el divorcio de mis padres", dijo Bill. "Recuerdo haber oído hablar a mamá y abuelo acerca de este divorcio y de cómo se podría llevar a cabo. También me acuerdo que mi madre hizo un viaje secreto a Bennington, Vermont, a ver a un hombre llamado el Abogado Barber; luego, me enteré que se había efectuado el divorcio y, por cierto, esto hizo en mí algo que me dejó profunda marca".
Para el joven Bill, el divorcio debe haber sido doloroso más allá de lo imaginable. Había sido separado de un padre al que adoraba, en una época difícil en la vida de un jovencito, como lo es el comienzo de la adolescencia.
Para complicar el daño, el divorcio en un pequeño pueblo de Nueva Inglaterra al principio del siglo - 1906 - era algo virtualmente inaudito; puede haber hecho surgir sentimientos de vergüenza y desgracia que, hoy en día, el hijo de padres divorciados no podría comprender ni compartir.
Bill dijo que permaneció deprimido casi durante un año, a raíz del divorcio de sus padres.
De esta época de la infancia de su esposo, Lois Wilson escribió después: "Aunque Bill y Dorothy amaban a sus abuelos, que eran muy buenos con ellos, se sintieron abandonados. Bill tenía un apego especial a su padre y lo sintió mucho cuando se fue al Oeste . . . La separación lo volvió reservado y lo hizo sentirse inferior a los jóvenes que vivían con su padre y su madre".
Y ahora, también Emily se marchó de East Dorset, dejando a Bill y a Dorothy al pleno cuidado de sus abuelos, partió a Boston para regresar a la escuela, específicamente a la Facultad de Osteopatía. A pesar del efecto sobre su familia, fue empresa valiente para una mujer de su edad, en su época.
El abuelo de Bill, Fayette Griffith, se convirtió ahora en su padre sustituto y todas las versiones muestran que fue una relación cálida y compleja. "Mi abuelo me amaba y yo lo amé, como poco he amado a otra gente", dijo Bill.
Los Griffith "eran capaces de tener un gran amor por los suyos y ciertamente éste (fue) un factor en la relación de mi abuelo conmigo, pero en cierto modo no eran muy populares".
Bill y su hermana más pequeña, Dorothy, "se sintieron abandonados" después del divorcio de sus padres, a pesar de tener unos abuelos amorosos.
"En particular Fayette no le agradaba a la gente", dijo Lois, "porque era el terrateniente de casi todos; tenía sus propias ideas y era muy obstinado; poseía propiedades y los surtidores de agua también eran suyos. Cuando era el tiempo de que se le pagara, quería que así se hiciera".
Robert Griffith, un primo en Brattleboro, tuvo una percepción similar: "El tío Fayette no era hombre humilde", dijo. "Aunque siempre lo encontré amable, popularmente era considerado engreído.
Cierta vez, en que guiaba un tronco de caballos briosos, éstos se pararon en seco y lo lanzaron fuera del asiento, aterrizó sobre su cabeza, a pocos centímetros de un bloque de mármol que se usaba como escalón para bajarse de un carruaje. Alguien dijo: 'Tuvo suerte de no romperse la cabeza contra ese bloque' y tío Fayette gruño: '¡Humm! ¡El jolly (alegrón) sabía donde iba a caer yo!'.
Sabía que a sus espaldas se le conocía como 'Jolly' Griffith, no porque estuviera alegrón (por el licor - jolly), sino porque él empleaba coloquialmente la palabra".
Fayette se había criado en Danby, casi quince kilómetros al norte de East Dorset, y era un veterano de la Guerra Civil que había regresado a Vermont a trabajar en el campo, después de servir como chofer de una ambulancia en la batalla de Gettysburg. "Había llevado una existencia precaria, hasta que se le ocurrió dedicarse al negocio de la madera y, entonces, trayendo muchos maderos franceses, empezó a adquirir una forma de vida acomodada", afirmó Bill.
Como muchos de los otros Griffith, Fayette era un astuto hombre de negocios y probablemente hubo varias razones por las que llegó a interesarse en la madera. En primer lugar, mientras que en los alrededores de Dorset la industria del mármol estaba declinando, las montañas tenían abundancia de maderas duras y no era difícil sacarlas. El primo de Fayette, Silas Griffith, se convirtió en el primer millonario en Danby y ayudó a hacer la dotación de la Biblioteca Conmemorativa S. L. Griffith en el pueblo. Bill recordó que Silas había sido "un superhombre de los negocios, para aquellos días".
Como el ciudadano más próspero de East Dorset, Fayette abastecía bien a su familia; pagó los estudios de Emily en la Facultad de Osteopatía y fue generoso con Bill y Dorothy. El único hijo de Fayette, Clarence, murió en Colorado el año anterior al nacimiento de Bill; tener a un nieto ayudaría a Fayette a suavizar la pena. "En la villa se consideraba a Bill como niño muy privilegiado; una vez tuvo una motocicleta y una silla de montar, el equipo necesario para su transmisor telegráfico inalámbrico, junto con su violín y su violoncelo. En aquellos días, un niño que tenía un guante para jugar béisbol o un bat, o un rifle 22 y una bicicleta, era considerado acomodado", dijo Robert Griffith.
Fayette estaba orgulloso de Bill y tenía grandes esperanzas puestas en él. "Tío Fayette pensaba que Bill era la persona más lista que hubiera existido", recordó una anciana prima. "Lo era, ¡hizo esa radio!", añadió, refiriéndose a los experimentos de Bill con el equipo telegráfico.
Ya que Fayette mismo leía mucho, probablemente incitó el interés inicial del niño en la lectura; le leía libros de viajes y eso estimuló en Bill el interés en otras lecturas. "Los libros de Heidi y Alger y todas las cosas que los niños solían leer en esa época", dijo Bill.
Una vecina, Rose Landon, instaló una biblioteca circulante en la desierta zapatería de su padre. "Empecé a ser un lector voraz tan pronto como tuve capacidad para ello, leyendo todas y cada una de las cosas que llegaban a esa biblioteca. De hecho, solía dormir muy poco en esos carruseles de lectura; aparentemente, me iba a la cama después de que mi abuelo me mandaba de manera más bien severa y, entonces, solía esperar hasta sentir que no se darían cuenta de la luz, encendía la vieja lámpara de querosene, la colocaba en el piso y ponía un libro a su lado, colgándome de la orilla de la cama para leer, algunas veces toda la noche".
Animado por su abuelo, Bill se lanzó en una serie de actividades, con la determinación de lograr un solo objetivo, un rasgo que permaneció en él durante toda su vida. Un proyecto que permaneció en su memoria fue el del búmerang.
"Mi abuelo adquirió el hábito de contarme todo lo que creía que eran proyectos imposibles", recordó Bill. "Un día, me dijo: 'Will' - así me llamaba -, 'he estado leyendo un libro sobre Australia y dice que los nativos de ahí tienen una cosa que llaman búmerang, que es una arma que lanzan y, si falla el blanco, se vuelve y regresa al que la lanzó, y Will', dijo en son de gran reto, 'este libro dice que nadie, más que un australiano, puede hacer y lanzar un búmerang'.
Me engallé cuando dijo que nadie más que un australiano podía hacerlo y puedo recordar cómo grité: 'Bien, ¡yo seré el primer hombre blanco que lance un búmerang!'. En esa ocasión supongo que tendría 11 ó 12 años".
Bill reflexionó, después, que para la mayor parte de los niños aquello podría haber durado unos días o cuando más unas semanas; "pero el mío era un impulso poderoso que se conservó durante seis meses y no hice otra cosa durante todo ese tiempo más que trabajar en esos infernales búmerangs haciendo cortes con una navaja. Aserré la cabecera de la cama para obtener exactamente la pieza correcta de madera y, durante la noche, la labré en el viejo taller de trabajo, a la luz de una linterna".
Por último, llegó el día en que Bill hizo un búmerang que funcionó. Le dio la vuelta al atrio de la iglesia cercana a su casa y, al regresar, casi golpeo en la cabeza a Fayette.
"Recuerdo lo extáticamente feliz y estimulado que me sentí por el éxito supremo", recordó Bill. "Me había convertido en un hombre Número Uno".
El éxito con el búmerang orilló ahora a Bill a probarse a sí mismo ser el hombre Número Uno en otras actividades. Decidió que, con suficiente perseverancia y determinación, podía hacer cualquier cosa, en la cual situara su mente. Con sorprendente tenacidad y fiera concentración, empezó a sobresalir en empresas científicas, béisbol y música. "En mi trabajo en la escuela, si mi interés era grande (como lo fue en química, geografía, física y astronomía), mis notas variaban entre 95 y 98 por ciento. Otros asuntos, incluyendo el inglés y el álgebra, me causaron problemas y recibí notas bajas".
Posteriormente Bill se describió como feliz en extremo durante este período de su vida, ya que estaba teniendo éxito en todos los frentes que le importaban. "En este período fue cuando pude ver cómo se desarrollaron mi fuerza de voluntad y mi anhelo por distinguirme, lo cual fue el estilo predominante de mi vida. Tenía muchos compañeros de juegos, pero creo que los veía como competidores; yo tenía que
sobresalir en todo; sentía que tenía que ser capaz de luchar como Hackensmith, batear como Ty Cobb, caminar en la cuerda floja como los del circo y disparar como Búfalo Bill, al que había visto en el circo montado a caballo y rompiendo bolitas de cristal lanzadas al aire.
Mi intento para hacer una réplica de esta actuación consistió en tomar una cesta de carbón, sostener mi rifle en una mano y con la otra lanzar al aire un pedazo de carbón. Con los disparos intenté romper los trozos de carbón y me volví tan bueno que, de cada tres, rompía dos, aunque fue milagroso que no matara a alguno de los campesinos que pasaban por ahí, ya que era una arma muy potente".
Por un tiempo, convirtió su cuarto en laboratorio de química; luego empezó a experimentar con la radio, que en aquel entonces era un invento completamente nuevo. "Creo que tuve uno de los primeros aparatos de recepción inalámbrica en Vermont. Estudié el código Morse y me sorprendió que nunca pude ser como los operadores más rápidos, pero mis aventuras con la radio crearon gran sensación en el pueblo y me dieron una marca de distinción, algo que por supuesto, había anhelado cada vez más, hasta que definitivamente se convirtió en obsesión".
El abuelo de Bill retó a que aprendiera a tocar el violín, así que lo hizo; lo primero fue reconstruir uno viejo, que encontró en el desván y que había pertenecido a su tío Clarence. El solo aprendió a tocar, colocando un diagrama en la parte externa del encordado del violín y tocándolo hasta que surgían las notas correctas, por lo que anunció su intención de llegar a ser director de la orquesta de la escuela. Ocupó muchas horas escuchando la victrola, al cabo de las cuales regresaba a su práctica del violín, olvidando lo demás.
Casi por cumplir su anunciada ambición, Bill se convirtió en el primer violín de la secundaria. Posteriormente, quitaría importancia a esto, al describirse como un primer violín muy malo y a la orquesta como muy mediocre; a pesar de que desecharía su logro como sólo otra tentativa de reconocimiento, la música le proporcionaría un escape satisfactorio toda su vida.
En el período en que los hermanos Wright probaron por primera vez sus ideas de máquinas que volaran, más pesadas que el aire, Bill construyó un planeador. "Como muchos otros de sus proyectos, no funcionó exactamente", dijo su hermana Dorothy. Bill le había dado el dudoso privilegio de pilotear la nave saltando del techo de una construcción; afortunadamente, cayó a plomo sobre un montón de heno.
"También hizo muchas cosas útiles", refirió Dorothy. "Todos los años hacía miel de maple en el patio trasero, utilizando una gran olla de hierro". Recordó la tenacidad con la que hacía el trabajo. "No importaba si estaba oscuro o tenía que conseguir más madera, el caldo estaba en proceso y no se despegaba. De esa manera fue formando Bill".
¿Era sólo terco? Dorothy no lo cree. "Persistente es una palabra mejor", opinó. "La gente que es terca tiene propensión a ser desagradable y no recuerdo que Bill lo haya sido nunca".
Bill también hizo arcos y flechas, un bote para hielo, "canguros" (un canguro consiste en una barra larga, con un pie montado en una barra corta), skies y trineos. Su abuelo insistió en que aprendiera el trabajo del campo y se pasó muchas tardes sudando en los trigales, sacando el forraje, ordeñando las vacas.
De todas las actividades de adolescente de Bill, probablemente fue el béisbol el que exigió más de sus energías físicas y que le produjo más el reconocimiento que ansiaba. En la primera sobresalió en basketbol, pero, después declaró que los demás jugadores de ahí, no habían sido muy buenos; en la secundaria fue diferente, ya que encontró una competencia real en el béisbol.
Para él, empezó mal. "La primera vez que me presenté en el campo, alguien sacó un elevado", recordó Bill. "Coloqué en alto mis manos y no pude coger la pelota, que me golpeó en la cabeza. Me tumbó de espaldas e inmediatamente me rodeó un conjunto de muchachos preocupados; pero, en el momento en que vieron que no estaba lastimado, se empezaron a reír de mi torpeza y recuerdo el terrible ataque de ira que me llegó. Salté y sacudí el puño diciendo: '¡Ya verán! Seré el capitán de su equipo de béisbol', y se volvieron a reír. Esto inició un terrorífico impulso de mi parte para sobresalir en béisbol, una lucha desesperada por ser el Número Uno".
Finalmente Bill se convirtió en el mejor jugador de béisbol de la escuela. Buscando la meta con la misma fiera determinación, de entrega a un solo objetivo, que había mostrado al hacer el búmerang, practicó en todos los momentos libras. "Si no podía conseguir a alguien para que jugara conmigo, lanzaba una pelota de tenis contra la pared de una construcción, o me pasaba horas lanzando piedras pesadas a los postes telefónicos para perfeccionar mi brazo, de modo que pudiera llegar a ser el capitán del equipo de béisbol . . . Desarrollé una puntería mortal y gran velocidad con la pelota de béisbol y tuve un alto porcentaje de bateo. Así, a pesar de mi torpeza, llegué a ser el hombre Número Uno en el campo de béisbol. En aquellos días el héroe era el lanzador, y me volví lanzador, y por fin fui el capitán".
La escuela fue el Seminario de Burr and Burton, en Manchester, Vermont, y cuando Bill empezó ahí en 1909, un nuevo mundo se abrió ante él. Fundada en 1829 como escuela de capacitación para ministros, Burr and Burton se convirtió rápidamente en una institución coeducacional para la formación general. Todavía funciona como la más importante escuela superior para el área Manchester-Dorset. El edificio principal, con sus pesadas paredes de gruesa piedra caliza, tenía más de 75 años cuando Bill asistió a la escuela y aún está en servicio.
Bill viajaba en tren de East Dorset a Manchester, dormía en la escuela cinco días y los fines de semana iba a casa. Como recordó uno de sus condiscípulos, Bill "tenía que recorrer alrededor de tres kilómetros desde la estación hasta Burr and Burton, y ése era un viajecito. Los muchachos de hoy no lo harían".
Manchester, justo al sur de East Dorset sobre el ferrocarril de Rutland, durante mucho tiempo había sido el lugar de veraneo de moda; su famoso Hotel Equinox podía rivalizar con los grandes hoteles similares de Saratoga o Newport. Manchester está edificado al pie de Monte Equinox y todavía se le conoce por sus aceras de mármol y sus calles sombreadas por maples y olmos majestuosos. Los veraneantes han preferido a Manchester desde la época que siguió a la Guerra Civil; entre ellos se encontraron la Sra. de Abraham Lincoln y, posteriormente, su hijo Robert Todd Lincoln, que establecieron ahí su casa de veraneo, Hildene. Uno de los dos clubes campestres de Manchester es el elegante Ekwanok Club; entre sus fundadores, en 1899, estuvieron incluidos los padres de Lois Burnham y Ebby T., dos personas importantes en la vida de Bill.
Ebby T. fue hijo de una familia prominente en Manchester durante tres generaciones y conservó ahí una casa de verano; él y Bill se conocieron en 1911, cuando éste jugaba béisbol en Manchester y, posteriormente, Ebby fue su condiscípulo de Bill durante un curso en Burr and Burton. Su amistad fue importante para ambos.
Los años de Bill en Burr and Burton fueron felices y con éxitos. Popular entre sus condiscípulos, fue elegido presidente de la clase superior; fue fullback del equipo de football y se convirtió en el mejor pateador; fue primer violín en la orquesta; su historial académico fue bueno y estaba probando que podía ser el Número Uno en todo aquello que intentaba.
Algunas noticias breves del Journal de Manchester de ese período:
18 de abril de 1912 - "Shakespeare en Manchester -. Agradable representación de 'Tal como te gusta' por los estudiantes de Burr and Burton. Ciertamente que el público mostró su agrado por la manera de cantar de William Wilson, que hizo el papel de Jaques".
25 de abril de 1912 - "Exhibición de Gimnasia en el Seminario de Burr and Burton - El cuarto número fue el salto de altura por los muchachos. William Wilson, estableció la marca más alta, seguido por Derwin y Bennett. La marca de Wilson fue de un metro treinta y cinco centímetros".
9 de mayo de 1912 - "Notas del Seminario de Burr and Burton - Como estaba anunciado, el pasado miércoles jugó Burr and Burton contra Proctor y fue derrotado por 4 a 0. Fue un buen juego, siendo un duelo de lanzadores; Eskaline dejó a 15 con el bat al hombro y Wilson a 14. El
lanzador a quien se enfrentaron los muchachos de Burr and Burton, es el más difícil de los que se encontrarán este año".
16 de mayo de 1912 - "Notas del Seminario de Burr and Burton - El equipo del Seminario jugó el sábado contra el de Bennington High en esa villa y sufrió una derrota, la peor de esta temporada. El marcador fue de 13 a 1 en favor del equipo de casa. Wilson lanzó su peor juego de la temporada y el apoyo que le prestó el equipo fue el más flojo. El mal desempeño del lanzador se debió a un brazo lastimado y fue más una mala fortuna que una falla".
Ahora la vida de Bill tenía todo . . . excepto romance. "En esta coyuntura, a pesar de mi cara desagradable y mi figura desgarbada, una de las muchachas del Seminario mostró interés en mí", recordó. "Desde que llegué, habían tardado mucho en hacerlo y sentí una terrible inferioridad en lo referente a las muchachas, pero ahora llegó la hija del ministro y me encontré de pronto en un amor extático".
"Bueno, ves, en este período, ahora que amo, me encuentro plenamente compensado en todos estos impulsivos instintos primarios; tengo todo el prestigio que se puede tener en la escuela; en realidad, sobresalgo, soy el Número Uno en donde elijo serlo y, en consecuencia, me siento seguro emocionalmente; mi abuelo es mi protector y generoso con el dinero para mis gastos; y ahora, amo y soy amado completamente por primera vez en mi vida. Por lo tanto, me siento feliz hasta el delirio y soy un éxito de acuerdo a mis propias especificaciones".
La muchacha era Bertha Bamford, hija del ministro episcopal de Manchester. Hermosa y popular, Bertha era la tesorera de la clase superior y presidente de la Y.W.C.A.; como lo recordaba Bill, "Bertha dejaba en todos una profunda impresión". Fue un amor mutuo, también Bill agradaba a los padres de Bertha y le dieron la bienvenida en su casa. Bertha hizo que el verano y el principio del otoño de 1912 fuera uno de los períodos más felices y extáticos en la vida de Bill.
Luego vino un golpe tan cruel e inesperado como la separación de sus padres. El martes 19 de noviembre por la mañana, Bill se apresuró a entrar en la capilla y tomó su lugar al lado de los demás estudiantes; Bertha estaba en Nueva York con su familia. No hubo nada que lo preparara par lo que iba a venir.
"El director de la escuela llegó y con cara muy seria anunció que Bertha, la hija del ministro, mi amada, había muerto súbita y repentinamente la noche anterior. Sencillamente fue un cataclismo de un dolor tan intenso, como sólo lo había sentido dos o tres veces. Provocó lo que antiguamente se llamaba una crisis nerviosa, que ahora me doy cuenta significa una tremenda depresión".
El jueves 21 de noviembre, el Journal de Manchester informó la muerte de Bertha: "El martes por la mañana, los muchachos amigos del Rev. y la
Sra. Bamford de esta villa, se enteraron con gran pena del fallecimiento de su hija, la Srta. Bertha D. Bamford, a raíz de una operación en el Hospital Flower de la Ciudad de Nueva York. La extirpación del tumor fue un éxito, pero la joven dama murió de hemorragia interna durante la noche. Su muerte prematura, a la temprana edad de 18 años, ha puesto de luto a la escuela. El funeral se efectuará en la Iglesia Zion la tarde del viernes a las dos treinta, y los restos se colocarán en la cámara funeraria, para que los lleven para su inhumación a Jeffersonville, Ind. la cripta de la Sra. Bamford".
Una semana después, el Journal informó los detalles: "La tarde del viernes se efectuó el funeral de la Srita. Bertha Bamford en la Iglesia Episcopal Zion. Los restos se colocaron en la cámara funeraria en el Cementerio Center. La ceremonia fue particularmente impresionante, a causa de la asistencia masiva y la marcha al cementerio de más de 70 estudiantes del Seminario Burr and Burton. Cargaron la caja el Director James Brooks y W. H. Shaw de la Facultad del Seminario, William Wilson y Roger Perkins de la clase superior, de la cual fue miembro la Srita. Bamford, Clifford Wilson y John Jackson".
La muerte de Bertha marcó el principio de lo que Bill recordó como una depresión que duró tres años, el segundo período de ésos en su vida. "Excepto en el violín, el interés en todo sufrió un colapso; ni atletismo, ni hacer el trabajo de la escuela, ni prestar atención a nadie. Fue algo abrumador, profunda y compulsivamente desgraciado, estando convencido de que toda mi vida se había derrumbado por completo". Su depresión por la muerte de Bertha fue más allá de la pena humana normal. "El muchacho sano se hubiera sentido mal, pero nunca se hubiera hundido ni hubiera permanecido sumergido tanto tiempo", comentó Bill posteriormente.
Con el ataque de la depresión, cayó su desempeño académico. "El resultado fue que fallé en alemán y por esa razón no me pude graduar. Ahí me encontraba, presidente de mi clase superior . . . ¡y no me darían un diploma! Llegó de Boston mi madre muy enojada. Tuvo lugar una escena tumultuosa en el despacho del director. Aún así no obtuve el diploma".
No se graduó con su clase, aunque los registros de la escuela lo ponen en la lista con ella. A continuación de un verano de depresión agonizante, se fue a vivir con su madre cerca de Boston y terminó el trabajo inconcluso que lo capacitó para la preparatoria.
¿Qué había causado el cambio de Bill, de alguien con altos logros a una depresión sin esperanza? Tal como lo vio Bill, el problema principal fue que ya no podía ser el Número Uno. "No podía ser alguien en lo absoluto, no podía ganar, porque el adversario era la muerta; así que mi vida, pensé, había terminado en aquel instante".

Capítulo Dos

"No sé cómo pude llegar al fin del verano siguiente", dijo Bill refiriéndose al período posterior a la muerte de Bertha. "Me consumía en una completa apatía, entrando con frecuencia en la angustia, en la reflexión compulsiva, todo respecto a la muerte de la hija del ministro".
No obstante, el verano de 1913 fue ,más activo de lo que le sugiere su memoria. Recuperó el tiempo en su clase de alemán, conoció a Lois Wilson, aunque el cortejarla no empezaría hasta el verano siguiente, y fue con su abuelo a Gettysburg, Pennsylvania, para el 50º. aniversario de la batalla de la Guerra Civil.
La reunión de Gettysburg fue un evento espectacular, dirigido con meticuloso cuidado y eficiencia por el Estado de Pennsylvania, con la cooperación del Departamento de Guerra. Es probable que Bill y Fayette se quedaron en el Great Camp, una ciudad compuesta por tiendas de campaña, que el Departamento de Guerra erigió en terrenos rentados a los campesinos cerca del campo de batalla, para albergar a miles de antiguos veteranos de la Unión y confederados que se volcaron en el acontecimiento. Bill recorrió con Fayette el campo de batalla y éste le mostró en dónde los vermontianos habían flanqueado a la carga de Pickett y así habían ayudado a definir el resultado de la batalla. Los caídos días de Gettysburg estuvieron llenos de discursos y exhibiciones, siendo el momento culminante la alocución del presidente Woodrow Wilson, el viernes 4 de julio.
Conocer a Lois fue punto destacado de ese verano. La hija mayor de un respetado médico de Nueva York que, con su familia, tomó sus vacaciones de verano a pocos kilómetros de la casa de Bill, en el Lago Esmeralda, en North Dorset. No sólo era atractiva inteligente y encantadora, si no que para Bill era un miembro de una clase social diferente. "Representaba áreas por las que yo siempre había sentido una gran inferioridad. Su gente era de excelente familia de Brooklyn, lo que los vermontianos llamaban 'tipo de la ciudad'. Tenía modales sociales que yo desconocía por completo; a mi alrededor, la gente todavía comía con los cuchillos, la puerta trasera todavía era un excusado; así que ella me animó y el interés que me mostró hizo mucho para reanimarme".
Como Lois recuerda su primer encuentro, su hermano Rogers le había estado hablando con entusiasmo de su amigo Bill; encontró a éste alto y delgaducho, pero casi nada más; después de todo, sólo era un muchacho de 18 años y ella era una dama joven cuatro años mayor que él.
Bill y Lois compartieron ratos amistosos ese verano, por lo general, en un grupo que incluía al hermano y hermana de ella; en el otoño, regresó a Brooklyn con su familia. La primavera siguiente, en 1914, los Burnham regresaron al lago y ese verano cambió la relación entre Bill y Lois. Tuvieron lo que ella recordó como "vacaciones inolvidables, días de
campo, paseos a pie y también en coche todo el día. Mucho antes de que terminara la temporada", dijo Lois, pensó que Bill era "el hombre más interesante, diestro y excelente que conocía". Había olvidado todo sobre la diferencia de edades.
El romance llegó providencialmente, porque el verano de 1914 fue difícil para Bill. Ella escuchaba con comprensión, cuando él decía que era bueno para nada, que no podría regresar a la escuela, que no podría soportar dejarla.
Él dio a Lois el crédito por ayudarlo a salir de su depresión. "Me levantó sacándome de este desaliento y nos sentimos profundamente enamorados, y me curé temporalmente, porque ahora amaba, era amado y otra vez había esperanza.
A nivel inconsciente, no tenía duda de que ella ya se había convertido en mi madre y no había duda que era un componente muy fuerte de su interés en mí". Cualesquiera que hayan sido las necesidades individuales que encendieron la chispa de su primer cortejo, Bill y Lois se volcaron juntos. Bill refirió: "Creo que Lois me acompañó y me tomó tan tiernamente como una madre lo hace con su niño".
Lois fue la mayor de seis hermanos; dijo que su infancia fue tan feliz que le repugnaba crecer. "Mamá y papá se amaban entre sí de verdad y mostraban su afecto abiertamente uno al otro y a nosotros, sus hijos", escribió. "Nos enseñaron a jamás tener miedo de hablar de nuestro amor, a no ir a la cama si estamos enojados con alguien, a siempre hacer la paz en nuestros corazones antes de cerrar los ojos por la noche y nunca avergonzarnos de decir, 'Lo siento, me equivoqué' ".
En la época en que conoció a Bill, Lois ya había terminado la escuela en el Instituto Collegial Packer de Brooklyn y dos semestres de dibujo en la New York School de Bellas artes y su Aplicación. Aunque todavía vivía en casa, estaba trabajando en el departamento de empleos de la Y.W.C.A.
Entre tanto, la educación de Bill posterior a la secundaria había seguido una trayectoria desigual. En el año escolar 1913-14, fue a vivir con su madre y su hermana Dorothy a Arlington, Massachusetts, un suburbio de Boston. "Me inscribieron en la Arlington High School y ahí escasamente aprobé algunas materias", dijo Bill. "La idea de esto era prepararme para los exámenes con el fin de entrar al Instituto Tecnológico de Massachusetts (M.I.T.) A causa de mi interés por la ciencia, se suponía que sería ingeniero. Me presenté a los exámenes y difícilmente pude pasar uno de ellos".
Se inscribió en la Universidad de Norwich, cuyos requisitos de ingreso eran mucho más fáciles que los del M.I.T. Llamada "La Colina", Norwich, en Horthfiel, Vermont, es un colegio militar con disciplina tan estricta como la de West Point. A mediados de 1914, Europa estaba al borde de
la guerra y en ese momento había una leve posibilidad de que los Estados Unidos pudieran ser llevados a ella.
En agosto, justo antes de empezar el primer año en Norwich, Bill visitó a su padre. Fue la primera vez que veía a Gilman desde el divorcio, ocho años antes.
Bill hizo el largo viaje a Columbia Británica en un tren transcontinental, que abordó en Montreal. En sus cartas a casa, escritas a su abuela Wilson, describe el viaje al oeste con sorprendente detalle.
"Me desperté con un zumbido en los oídos y sintiendo un alborozo peculiar; ésta era mi primera visita a las Rocallosas. Las montañas se elevan a pico y están revestidas cerca de las bases con arbustos de hoja perenne a excepción de donde están desgarrados los grandes deslizadores formándose senderos. Las montañas están compuestas por muchas pizarras de colores, que descansan en los estratos de que algunas veces son inclinados, y otras, horizontales. Todo es abrupto y angulado, mostrando las marcas de cambios súbitos y violentos, en gran contraste con las curvas suaves y apacibles de nuestras montañas.
Por las laderas, se precipitan veloces torrentes, que se alimentan de las nieves perpetuas que están arriba de la línea de bosques; cada uno de los altos valles arriba de la línea de nieve, tiene su glaciar y el hielo es de un hermoso azul profundo, aquí y allá cubierto con parchones blancos de nieve recién caída. El cielo no tiene nubes y casi iguala el color del hielo. Atravesamos muchos kilómetros, de semejante escenario. En un lado de la vía los picos se elevan como un muro, tan derechos y abruptos que sus nieves se precipitarán sobre el tren; para evitar cualquier posibilidad de que esto suceda, se ha construido kilómetros y más kilómetros de vertederos de nieve. En el otro lado, uno mira hacia abajo a la garganta del río que a veces es lo suficientemente profunda como para que se le llame un cañón; siempre está ahí el río, profundo, estrecho, fluyendo velozmente con numerosas caídas de agua y espléndidos rápidos, siempre rompiendo en sus bancos y minando grandes rocas y cedros que, al caer, son arrastrados como palillos de dientes en el oscuro torrente".
Tres generaciones de las familias Wilson Griffith posan para este retrato familiar.
Mostrando ya su poder de observación, que tanto le serviría posteriormente en Wall Street, a Bill le llamaron la atención en Alberta los descubrimientos de campos petroleros y los desarrollos de gas natural. Notó que en Medicine Hat, Alberta, las luces de la calle funcionaban con gas natural que nunca se apagaba, ya que fluía con tanta fuerza como el día en que se empezó a utilizar, 22 años antes.
Bill escribió sus cartas en el papel de la oficina de su padre desde Marblehead, Columbia Británica, pequeña comunidad situada en lo alto de las Montañas Rocallosas canadienses. En el membrete estaba G. B. Wilson como administrador de las canteras de Marblehead de Canadian Marble Works Lt., propietarios de canteras y fabricantes de los mármoles Kootenay. Las oficinas principales estaban en Nelson, Columbia Británica.
A pesar de la descripción detallada de Bill de lo que lo rodeaban, en sus cartas nada dijo de la reunión con su padre; aparentemente se llevaron bien, aunque Gilman parece haber hecho poco esfuerzo para estar en contacto con su hijo.
Un mes después, Bill entraba como novato en Norwich, que en ese tiempo tuvo una inscripción total de 145 alumnos. Bill se sintió abatido ahí durante el primer semestre: "Una vez más, sentí que no era nadie; incluso no podía empezar a competir en atletismo, en música, ni siquiera en popularidad con la gente que me rodeaba. Recuerdo con agudeza cuando hubo el ímpetu por las fraternidades y yo no tuve una sola oferta. Intenté el béisbol y football y no fui lo suficientemente bueno para el primer equipo. Recuerdo que había un individuo que tocaba el violín mucho mejor que yo, al grado que no pude obtener una oportunidad en la orquesta de baile. Recuerdo cómo arreglé un viejo violoncelo que tenía y así, con eso, logré apenas una parte en el orfeón; pero yo era de segunda categoría. Manejaba bien algunos de mis estudios, en otros empecé a fallar".
Con todo, una carta que escribió a su madre poco después de que llegó, pinta una imagen totalmente diferente: "Aquí hay cuatro fraternidades, he cenado con todas varias veces y he tenido 'ofertas' para unirme a tres de ellas lo cual es todo un honor para un novato; no obstante supongo que, si uno se va a unir a una fraternidad, podría ser bueno esperar un año para observar a los que pertenecen al grupo". Pocos meses después tocó una vez más el asunto de la fraternidad: "Parece que no puedo evitar ser popular. Volví a recibir invitaciones de todas las fraternidades, pero pienso que posponerlo es una buena política, ya que a pesar de todo lo que se puede hacer para prevenirlo, las fraternidades pueden ejercer influencias en el asunto militar, y manteniéndose fuera de ellas creo que uno puede atenerse más a sus propios méritos. Tal como están las cosas ahora, aquí soy popular con los hombres de las fraternidades más fuertes y si me uno a cualquiera, pierdo mi influencia con el resto; así que 'permanezco con la Cámara de los Comunes".
Durante ese primer semestre, Bill recibió 94 en química, 86 en francés, 75 en dibujo, 68 en inglés, 61 en trigonometría y 53 en álgebra. Tuvo una nota destacada de 98 en deberes militares y 100 en conducta; su promedio final de 86 le dio el quinto lugar de la clase y, si no fue el primero, ciertamente le fue bien.
De una carta a su madre, escrita en febrero: "Me alegro de saber que estás contenta cuando menos con una parte de mis notas. La semana que precedió a los exámenes de mediados de año, tuve que guardar cama por gripe y me perdí el repaso general que se efectuó entonces, así que mis exámenes no fueron lo que deberían haber sido. El primer examen fue el de álgebra y me levanté de la cama para presentarlo, tuve todo un día para preparar el resto de ellos, ya que afortunadamente los exámenes fueron cada tercer día; y el sábado tuve un examen de composición y pase con 65 %; de haber podido hacer eso en primer lugar hubiera sido el tercero o cuarto de la clase, pero de cualquier manera, no me comparo desfavorablemente con los otros. Tengo confianza de tener el segundo lugar el próximo semestre, porque espero obtener 90 en cuatro materias".
Pero no sucedió así. Una mañana al principio del segundo semestre, se cayó cuando iba a clase y se lastimó el codo; insistió en ir a Boston a que lo tratara su madre, que ahora ya practicaba la osteopatía.
Ningún deseo tenía de regresar a la escuela. "Cómo rechazaba encarar esa disciplina, así como la idea de no ser bueno y de segunda categoría. De regreso a Northfield desde Boston, al subirme al tren, empecé a tener una terrible sensación en el plexo solar y sentí que el mundo llegaba a su fin". Con el aliento entrecortado, teniendo palpitaciones en el corazón, "me volví loco de pánico al pensar que tuviera problemas del corazón y fuera a morir. De vuelta a la escuela, tan pronto como intenté hacer algunos ejercicios sencillos, se inició esta horrible palpitación y me hundí".
A continuación de algunos de estos ataques, Bill era llevado a la enfermería de la escuela, pero nunca encontraron alguna causa física de sus males. "Esto sucedió una y otra vez hasta que, al cabo de un par de semanas, me mandaron con mi abuelo a East Dorset, que era exactamente donde quería ir". Fue abrumado por la inercia, incapaz de hacer algo. "Solía entrar en ataques de palpitaciones y gritaba para ver al doctor", dijo. El doctor le dio un bromuro e intentó persuadirlo de que nada malo tenía en el corazón.
Bill permaneció esa primavera y el verano con sus ancianos abuelos, y gradualmente se recuperó lo suficiente como para considerar el regreso a Norwich, el otoño siguiente. En abril, una carta a su madre muestra lo preocupado que estaba con sus problemas de salud:
"Hasta que el Dr. Grinell hizo su segunda visita, me sentí angustiado. Algunos días no comía nada y los más unas rebanadas de pan poco tostado, con el estómago terriblemente ácido, consecuencia de ardor y la palpitación del corazón; la duración de este curso me asusta a morir y me vuelve loco pensar que estoy angustiado, pero sigo exactamente igual.
El Dr. Grinell llegó alrededor de las seis p.m. y me sentía muy mal; me aplicó el estetoscopio e inmediatamente dijo que tenía la mejor acción de la válvula que había visto hacía mucho tiempo; quiso que yo escuchara y lo hice. Sonaba igual que la última vez y súbitamente registré alivio, dijo que el intestino delgado estaba más bien inactivo, causando agruras y gases. Me recetó una medicina suave para tomar después de comer. No parece creer que mi estómago estuviera mal, y mis abuelos sí lo creían; por eso, acosaron al doctor hasta que dijo: "No creo que la dieta sirva para nada en este caso". Comprendió que lo que había dicho estaba mal, así que rectificó: 'Por supuesto, no debe comer mucho'; como ves, una afirmación muy contundente".
Los problemas del "corazón" de Bill fueron claramente temporales, ya que pronto se recuperó y no tuvo dificultad alguna para pasar el examen físico del ejército en 1917, ni para cumplir sus deberes militares.
Otra carta, escrita también esa primavera, indica que Bill se estaba sintiendo mejor y tenía su mente puesta en otras cosas. Quería un automóvil:
"Con cierto interés miré el catálogo que me mandaste y lo tiré a un lado. Abuelo lo recogió y empezó a mirarlo, al poco tiempo comenzó a hablar del coche e hizo notar que debe ser difícil aprender a manejarlos, puesto que Jim Beebe no aprendía a hacerlo. Repentinamente, abuelo mostró una 'rabia entusiasta', dijo que no era tan difícil y que é podía aprender en un plazo breve.
"Durante un par de días más, nada volví a oír acerca de autos. Una mañana, vino del jardín y expresó: 'Mejor lo mandamos y obtenemos uno de esos, ¿no crees? Quizá podamos conseguir la agencia y supongo que yo podría vender esas cosas. Todavía no he visto algo que no pueda vender'.
Naturalmente, me interesé. Mediante Will Griffith, a quien había ofrecido la agencia conseguimos las condiciones para ser agentes, abuelo me llevó a Manchester y habló del coche. Fui y, con tu consentimiento, prácticamente he dispuesto de uno de los Bamford. Riesgo financiero no hay ninguno, según creo y ésta también es la opinión de abuelo, ya que la venta de un coche excluye el elemento riesgo y, de cualquier manera, abuelo tiene dentro de sí noción de lo que quiere. Suponemos que la utilidad por coche será de 85 dólares.
Paso ahora a mi condición actual. Me alegra decir que han desaparecido en su totalidad los períodos de depresión y los mareos, y sólo tengo palpitaciones con un ejercicio extenuante; todavía estoy nervioso, pero estoy convencido de que eso desaparecerá tan pronto como me convenza de que nada aqueja a mi corazón. No tengo síntomas estomacales, soy capaz de comer cualquier cosa, ya soy yo mismo en cuanto a peso y fortaleza. No cabe duda de que una diversión de la mente efectuará ahora una curación.
No conozco ningún asunto del que pueda platicar con tanto conocimiento o entusiasmo como el de los automóviles.
Considero los riesgos corporales, pero hay oportunidades que se deben aprovechar. Los accidentes suceden a diario, aunque diría que los riesgos que se encuentran en los autos son considerablemente menores a los que ha corrido abuelo al domar caballos enteros, o al que tienen esos trabajadores del túnel de que una escama les caiga en la cabeza, o del que tuviste cuando niña al correr sobre la orilla de un barranco o en las vigas estrechas del techo del granero, o del que corro todos los días en la escuela con los caballos enteros. También considero el número de accidentes de autos: H. Ford produce diariamente 1800; si esto se añade (a una) tensión nerviosa a que debo sujetarme al manejar, quizá tú seas quien mejor pueda juzgarlo; ciertamente no es mayor a la de guiar un caballo a la de saltar un obstáculo de tres cuartos de metro, realmente no demanda tantas facultades de concentración como la práctica del violín y, con certeza, es una ocupación más saludable. Te he oído decir que no existe un ejercicio más emocionante y, no obstante, más moderado que el automovilismo.
Ahora, en cuanto al peligro que habría que enfrentar, quizá en este momento no esté capacitado para manejar un coche ya que estoy demasiado nervioso, pero no voy a estar así todo el verano. Al paso al que voy mejorando actualmente, me recuperaré en otro mes.
Normalmente, sabes que soy casi tan excitable como una tortuga empantanada. Me aflige pensar que no tengas en mí la suficiente confianza en mi juicio para permitirme hacer lo que a Jamie Beebe, Clifford Copping, Francis Money, David Cochran, Lyman Burnham les han permitido hacer sus padres, al no abrigar graves temores respecto a su seguridad.
Rogers (Burnham) ha manejado desde que tenía 14 años. Debo aborrecer pensar que mi juicio en la actualidad no sea igual al suyo en esa época.
Una vez más, los autos han llegado definitivamente y pronto serán tan comunes como los caballos.
Tú te consideras capaz para manejar un coche con seguridad, incluso te gustaría haber montado en motocicleta. Seguramente podrías hacer ambas cosas, pero yo debo temer que tú montes en motocicleta tal como tú temes que yo maneje un auto. El amor de Will".
En una posterior carta a su madre no se refiere a la enfermedad ni a los doctores. Había sido contratado para tocar el violín en diez bailes, por lo cual iba a recibir cinco dólares por baile. Había aumentado claramente su confianza para tocar, como lo dijo a su madre; "Sí, creo que ahora lo pueda llevar a cabo en la escuela. Lo he tocado lo suficiente por dinero,
de manera que ahora ha perdido su fascinación y en realidad esto parece funcionar. He mejorado mucho desde que estuviste aquí".
Durante el verano de 1915, Bill trabajó vendiendo lámparas de querosene, de puerta en puerta, en las villas cercanas y Lois había abierto un pequeño merendero de té, en la parte más al norte del Lago Esmeralda. Bill encontró un buen número de razones para ir al merendero de té durante el día. "El no vendía muchos quemadores ni yo mucho té, pero tuvimos entrevistas maravillosas", dijo Lois. "Con frecuencia le invitaba fresas silvestres u hongos fritos, recogidos en la colina, en pan tostado".
A finales del verano, su noviazgo se volvió serio. Pero Bill tenía un competidor: varios años antes, Lois había conocido a un joven canadiense llamado Norman Shneider, en la convención de jóvenes de la iglesia. La familia de Norman era propietaria de una empacadora de carne en Kitchener, Ontario. Lois y Norman habían hecho citas; era buena persona, bien parecido e inteligente y ella había disfrutado mucho estar con él. Ahora, había llegado al lago en visita de una semana y justo antes de salir de regreso a Canadá, pidió a Lois que se casara con él.
Lois, que había anhelado estar con Bill cada uno de los minutos que estuvo con Norman, tenía su respuesta. "Justo cuando Norman se subió en el tren para Montreal, Bill apareció", escribió. "Caminamos juntos de regreso al lago, pero de alguna manera parecía que nuestros dedos se rozaban con frecuencia".
Esa misma noche, hablaron el uno al otro de su amor y quedaron comprometidos. (Cuando muchos años después se preguntó a Lois si se había arrepentido alguna vez, respondió: "Nunca, nunca, nunca, nunca, nunca me sucedió, nunca soñé en alguien más que no fuera Bill Wilson").
Al principio, Bill y Lois conservaron su compromiso en secreto, de todos menos de Mark Whalon, en quien Bill confiaba. Mark era una "especie de tío o padre" para Bill; habían trabajado juntos durante los veranos y habían ayudado a tender las primeras líneas telefónicas de East Dorset. También cazaban y pescaban juntos, y compartían el interés en la historia de Vermont. Posteriormente, beberían juntos, aunque la bebida de Mark nunca llegó al alcoholismo.
Durante el otoño de 1915, Bill hizo un esfuerzo para compensar los anteriores fracasos en la escuela. El curso que eligió para estudiar fue ingeniería eléctrica, debido a su interés en la ciencia; por fin había regresado algo del viejo impulso y empezó a volverse popular en el campus. Algunos de sus condiscípulos se encontraron involucrados en un incidente confuso y, debido a que nadie quiso dar nombres, toda la clase fue reprobada por el resto del curso. Sucedió que el escándalo confuso y el ser reprobados, coincidieron con problemas en la frontera mexicana. (Al año siguiente, enviaron a México las tropas estadounidenses del General Pershing en vano intento de capturar a
Pancho Villa). Debido a que los cadetes de Norwich formaban parte de la guardia Nacional de Vermont, los movilizaron, aunque nunca fueron destacados a la frontera. La movilización fue afortunada para Bill, ya que significó que estaba reintegrado a Norwich.
Continuó siendo impulsado por la necesidad de sobresalir, de hacer algo único. Creyó que encontraba esa oportunidad en el curso de cálculo.
"Estaba fallando lamentablemente en cálculo", recordó Bill. En álgebra tenía dificultad para memorizar las fórmulas y ahora en cálculo tenía problemas similares. "Me di cuenta que iba a tener un absoluto fracaso en cálculo; en realidad, el profesor prometió que me pondría un cero".
Bill descubrió que su profesor tenía ciertas limitaciones en su propia comprensión del tema. "Era un catálogo de fórmulas y podía aplicarlas, pero era un engaño, porque a fondo no sabía cómo funcionaba la cosa", dijo Bill, "y me decidí a aprender".
En la biblioteca, estudió la historia de las matemáticas y la evolución del cálculo; finalmente, captó el concepto lo suficiente como para discutirlo, ya que había desarrollado considerables conocimientos para argumentarlo.
"Exhibí al profesor y me burlé de él ante su clase", contó Bill, "Me puso el cero, pero había ganado una batalla. Era el único en toda la escuela - otra vez el hombre Número Uno - el único que comprendía a profundidad los principios fundamentales del cálculo".
El incidente nada lo ayudó académicamente, pero lo hizo sentirse el centro de atracción; fue otra representación del proyecto del búmerang. Su impulso por el prestigio lo estaba volviendo a valorar, haciendo de él una especie de héroe ante sus condiscípulos, pero un vulgar presuntuoso a los ojos de su profesor de cálculo.
El incidente nada lo ayudó académicamente, pero lo hizo sentirse el centro de atracción; fue otra representación del proyecto del búmerang. Su impulso por el prestigio lo estaba volviendo a valorar, haciendo de él una especie de héroe ante sus condiscípulos, pero un vulgar presuntuoso a los ojos de su profesor de cálculo.
Bill fue un joven dotado de una manera poco común, aunque con frecuencia era supercrítico de sí mismo. Poseía un talento natural para ser líder, lo que se le reconoció finalmente en el programa militar en Norwich.
"En las tropas me habían designado cabo o sargento", dijo Bill, "y luego se descubrió que tenía talento para instruir a la gente. Es bastante curioso que aunque yo fuera torpe, tenía talento para adiestrar a la gente. Poseía una voz y un modo que obligaba a una obediencia voluntaria, de tal manera que llamó la atención del comandante". Su
virtud para ser líder, le serviría mucho en su deber activo en el Ejército y supuso que de igual modo le serviría cuando, después de dejar el servicio militar, se encontrara "a la cabeza de grandes empresas", las que "manejaría con extrema seguridad".
Bill tenía sentimientos mezclados acerca del servicio militar: había honres, gloria y deberes, pero también peligro y muerte. Cuando creció en East Dorset, Bill había pasado horas incontables tirando al blanco con el viejo Bill Landon, veterano de la Guerra Civil y un "gran tipo", que vivía a la siguiente puerta. El abuelo Griffith nunca hablaba acerca de la guerra civil, pero el viejo Bill Landon "me contaba cuentos por docenas; en el personal de Sheridan había sido sargento y solía decirme cómo, en una carga, un proyectil había alcanzado la culata de su mosquete, la había atravesado y le había dado en el cráneo justo arriba del ojo; cómo se lo había arrancado de un tirón y continuado su carga. Y para probar esto el viejo Bill tenía un ojo caído, una cicatriz y una vista mala".
London, al volver a vivir las glorias de la Guerra Civil también se expresaba con gran desprecio de aquellos que se las habían arreglado para evitar el servicio activo. "Una de las peores formas de oprobio que se podía echar sobre alguien cuando yo era niño consistía en llamarlo holgazán", recordó Bill. "Aquellos que no fueron a la Guerra civil, evadieron el servicio o consiguieron algún trabajo fácil, lograron un estigma que llevaron consigo toda su vida". El viejo Bill Landon le había hablado a Bill acerca de un ciudadano rico y respetable de East Dorset que llevó este estigma. "Estuvo enfermo todo el tiempo de la Guerra Civil y solía ir a la villa con paso vacilante y con gran chal sobre los hombros, muy encorvado, con una botella de sales de olor, y durante todo ese tiempo nadie le habló", afirmó Landon.
Bill, divirtiéndose con Mark Whalon en un día de campo (al centro en primer término), en una pose que muchos recuerdan como característica.
Pero en el cementerio, al sur de East Dorset está la tumba de Waldo Barrows, tío abuelo de Bill, que murió en la Batalla del Yermo en 1864; y en el campo de la batalla de Gettysburg, que Bill había visitado con su abuelo, también había un cementerio. "Un día me llegaba el gran fervor del patriotismo, y al siguiente estaba acobardado y asustado a morir, y creo que lo que más me asustaba era que podría no llegar a vivir mi vida con Lois, de quien estaba enamorado".
Sin embargo, la tradición del servicio militar estaba profundamente arraigada en Bill y, cuando los Estados Unidos entraron en 1917 a la Primera Guerra Mundial, fue requerido por la milicia y nunca se graduó en Norwich.
Cuando se le llamó, escogió servir en la Artillería Costera y más tarde esa decisión le causó sentimiento de culpa, debido a que era considerada una de las ramas del servicio militar con menos riesgo.
De Norwich, mandaron a Bill al campo de entrenamiento para nuevos oficiales en Plattsburg, Nueva York. Aquí, descubrió que el entrenamiento militar de los cadetes de Norwich le había dado una capacitación mejor que la de los demás que estaban en el campo y se movió con rapidez a través del entrenamiento. Su aptitud para el liderato le trajo posteriormente un reconocimiento y, después de una capacitación adicional en Fort Monroe, Virginia, se le comisionó como teniente segundo. Fue una experiencia fuerte para un muchacho de 21 años, que poco tiempo antes había estado en la más profunda depresión. Luego, se le trasladó a Fort Rodman, justo en las afueras de Bedford, Massachusetts, "Aquí estaba toda la tradición del antiguo Ejército: Oficiales regulares maduros y de menor graduación, junto a hombres que estaban cumpliendo su servicio militar y voluntarios", recordó. "Cómo disfruté esa atmósfera, animado como estaba por haber sido puesto realmente al mando de soldados, pero a veces todavía se deslizaba en mí esa matiz fastidiosa de ir a ultramar".
Lois, acompañada de la abuela de Bill y de su hermana Dorothy, le había visitado en Plattsburg. Ella y Bill llevaban comprometidos cerca de dos años y estaba claro que se casarían. Los padres de Lois aprobaban a Bill de manera tan completa, que le permitían visitarlo.
Como un joven oficial, Bill esperaba que hubiera honor y gloria, temió el peligro . . . y tomó su primer trago.
"Su comprensión y su confianza en Bill y en mí eran algo muy poco común durante esa época convencional", escribió Lois. Ella tenía 25 años y su comentario ilustra claramente como las jóvenes de su tiempo continuaron respondiendo a lo que sus padres esperaban de ellas, incluso cuando ya no estaban viviendo en casa. En esa época, Lois tenía un puesto de maestra en Short Hills, New Jersey y estaba viviendo con su tía, la que manejaba la escuela en donde ella enseñaba.
Fue en Fort Rodman, New Bedford, en donde la vida de Bill tomó un nuevo curso: aprendió lo relativo al licor.
Hasta ese momento, nunca había tomado un trago. Los Griffith no bebían, y en la familia había un recuerdo de lo que el alcohol había hecho a algunos de los Wilson. Bill, que pensaba que podía ser una de las razones del divorcio de sus padres, tenía miedo al licor. Criticaba específicamente a los estudiantes de Norwich que se iban furtivamente a Montpelier, a beber cerveza y a acompañarse de "mujeres perdidas".
New Bedford era diferente. Bill recordaría después la atmósfera cargada del pueblo durante ese período de guerra: "momentos sublimes con otros de regocijo". También recordaba los círculos sociales que se abrieron a los jóvenes oficiales como él. "La gente de sociedad en el pueblo empezó a invitar a su casa a los oficiales jóvenes", recordó. "Una de las grandes fortunas y principales familias de New Bedford era la Grinnell; eran muy ricos y sociales. Recuerdo muy bien a Emmy y
Catherine Grinnell, el marido de Emmy había ido a la guerra, Katy había perdido el suyo y las dos solían invitar a su casa a un grupo de nosotros. Esta fue la primera vez en mi vida que vi un mayordomo, y una gran ráfaga de miedo, ineptitud y autoconciencia se extendió sobre mí; al conversar, difícilmente podía decir dos palabras. La hora de la cena fue una prueba terrible".
En casa de los Grinnell se ofreció a Bill un cóctel Bronx (por lo general preparado con ginebra, vermut seco y dulce, y jugo de naranja). A pesar de todas las advertencias, a pesar de todo su entrenamiento, a pesar de todos sus miedos acerca de beber, se encontró aceptándolo.
"Bueno, mi autoconciencia era tal, que sencillamente tenía que tomar esa bebida", recordó. "Así que la tomé, y luego otra, y luego ¡el milagro! Esa extraña barrera que había existido entre los hombres, las mujeres y yo pareció caerse instantáneamente. Sentí que pertenecía a donde estaba, que pertenecía a la vida, pertenecía al universo; por fin era una parte de las cosas. Oh, ¡la magia de esas tres o cuatro copas! Me convertí en la vida de la fiesta; realmente podía hablar con libertad, desenvueltamente; podía hablar bien y de pronto me volví muy atractivo para esta gente y caí en toda una serie de citas. Pero creo que incluso esa primera noche, me emborraché por completo, y a la siguiente o a la otra llegué a la inconsciencia total. Pero como todo mundo bebía mucho, no pasó nada en particular".
Por lo que contó, Bill bebió en exceso desde el principio; nunca pasó por alguna etapa de moderación ni ningún período de beber socialmente. El sistema de prevención interna de Bill le debe haber dicho que su manera de beber no era común, porque "le ponía el tapón" cuando venía Lois a visitarlo y era invitada a reunirse con los amigos de Bill; pero no la dejó del todo, ya que sin el licor, una vez más se sentía inferior.
Ya era el inicio de 1918, los Estados Unidos estaban por completo en guerra y Bill podía ser embarcado en cualquier momento. El y Lois habían establecido como fecha de su boda el 1º. de febrero. Hubo un rumor de que pronto iban a mandar a Bill a ultramar y decidieron anticipar la fecha de la boda al 24 de enero, cambiando las invitaciones a participaciones. Escogieron seguir adelante con la boda religiosa que habían planeado y todos se dispusieron a ayudar. Se hizo con tal prisa, que el padrino, Rogers, el hermano de Lois, llegó de Camp Devens demasiado tarde para cambiarse las botas de servicio y tuvo que quedarse a un lado del pasillo.
En Brooklyn, para su matrimonio, una vez más Bill estuvo consciente de esos horribles sentimientos familiares de inferioridad, incluso, imaginó que algunos de los familiares y amigos de Lois se estaban preguntando: "¿En dónde conoció Lois a ése?" En contradicción, también recordó que se desvivieron por hacerlo sentir cómodo. Por su parte, Lois claramente estaba encantada con su flamante marido y con la "gran bienvenida" que esperaba a la pareja en un departamento amueblado, rentado por Bill
para ellos en New Bedford. "Había flores y plantas por todos lados, y la gente llegaba continuamente a felicitarnos", recordó ella. "Bill era muy popular en la guarnición".
Un aspecto de su nueva vida social no había sido conocido por Lois, pero lo descubrió mientras estaban en New Bedford. Bill recordó que, durante ese período, él debe haber pasado a la inconsciencia en una de cada dos fiestas. En una de ellas, una noche Lois recibió un impacto al oír a los compañeros de Bill del Ejército decirle como lo habían llevado arrastrando a su casa y lo habían puesto en la cama. Aún así, no se perturbó mucho al respecto, confiada en que podría persuadirlo de que regresara a su abstinencia anterior. "Vivir conmigo sería una inspiración tal, que estaba segura que ¡no necesitaría el alcohol!".
En sus recuerdos de ese período, Bill se refería con frecuencia a su miedo de ir a la guerra y a la vergüenza que sentía por ese miedo. Incluso, le pareció que estaba defraudando a sus antecesores de Vermont: "Ninguno de esos que llegaron cruzando las montañas con rifles y hachas, hubiera actuado así".
Lo mandaron a esperar órdenes a Fort Adams, cerca de Newport, Rhode Island y, por último, llegó el temido día. Una noche de agosto, pocas horas antes de embarcar para Inglaterra, Lois y él subieron a los hermosos acantilados de Newport, que miran al mar. De pronto, desaparecieron la melancolía y depresión que tenían ambos y fueron reemplazadas por un sentimiento de patriotismo y deber. "El y yo contemplamos el océano, con asombro. En ese momento, el sol se estaba poniendo y hablamos acerca del futuro con alegría y optimismo. Creo que ahí sentí los primeros atisbos de lo que posteriormente iba a entender como una experiencia espiritual . . . Nunca lo olvidaré".
A bordo del barco británico Lancashire, en el Atlántico del Norte, sucedieron a Bill dos cosas importantes. La primera, fue que conoció a un oficial del barco, que compartía el brandy de Bill con él. La segunda fue que, en un breve encuentro con el peligro, para su gran alivio Bill descubrió que después de todo era un hombre valiente. La perspectiva de esta prueba, que tarde o temprano tendría que enfrentar, lo volvía aprehensivo, pesimista, ocasionalmente enfermo y con dudas sobre sí mismo.
Conocer a Lois (aquí con su vestido de boda) sacó a Bill de una depresión profunda y pasó a un amor y una esperanza renovados.
El Lancashire era un transporte de tropas y sus cubiertas estaban cuajadas de literas, durante la noche, de hombres que dormían. Había oficiales apostados en todas las escotillas de cada una de las cubiertas y, una noche Bill estaba de guardia en la cubierta inferior, "prácticamente sobre la quilla", de donde los hombres serían los últimos en ser rescatados en caso de emergencia. El Lancashire no estaba lejos de la costa británica y Bill estaba intentando permanecer despierto; de
pronto sonó un gran golpe sordo en el casco del barco. Los hombres se despertaron en ese mismo instante e inmediatamente corrieron, llenos de pánico, hacia la escalera en cuya base estaba apostado Bill.
Sacó la pistola; tenía órdenes de disparar contra cualquiera que intentara subir sin permiso, pero en lugar de utilizar el arma, usó su voz. En pocos minutos se dio cuenta de que era capaz de calmar a los hombres, de volverles a dar confianza y de prevenir el pánico, sin que tuviera que dar ninguna información de lo que realmente había sucedido. A su vez, él se dio tanta confianza como la que dio a ellos, porque el incidente le mostró una prueba de valor, del que había dudado tan seriamente.
No había existido un peligro real. Una carga profunda estadounidense, de las llamadas "ashcan", que estaba destinada a un barco enemigo, había explotado tan cerca del Lancashire, que había hecho un ruido terrible al chocar contra el casco del barco.
El Lancashire llegó a salvo a Inglaterra. Poco después de desembarcar, ahí fue cuando Bill tuvo otra experiencia que le hizo vibrar el alma. Al igual que lo había hecho la experiencia a bordo del barco, le reveló una fuente interior que nunca había llegado a reconocer.
Una epidemia retuvo a Bill y a su regimiento en un campamento cerca de Winchester. Deprimido, solitario y aprehensivo, de lo que se extendía por delante, Bill fue a visitar la Catedral de Winchester. Dentro de la gran catedral, la atmósfera le impresionó tan profundamente, que se vio envuelto por una especie de éxtasis, movido y sacudido por un "tremendo sentido de Presencia". "Desde entonces, he estado en muchas catedrales y nunca he experimentado algo como eso", afirmó, "durante un breve momento, había necesitado y deseado a Dios. Había existido una humilde disposición a tenerlo conmigo . . . y vino". En ese momento Bill supo que todo estaba muy bien, como debía estar.
Atontado y ligeramente aturdido por su experiencia, encontró la manera de salir al patio trasero de la iglesia. Ahí le llamó la atención un nombre familiar grabado en una vieja lápida: Thomas T. muerto a los 26 años. Una letra del apellido era diferente, pero aún así, aquí se podía encontrar uno de los antecesores de Ebby T., el buen amigo de Bill de la escuela. Bill leyó divertido estos versos ramplones que eran el epitafio de Thomas; según su recuerdo iban así:
"Aquí yace un Granadero de Hampshire / A quien sorprendió su muerte / Bebiendo una pequeña cerveza fría. / Un buen soldado nunca se olvida / Ya sea que lo mate el mosquete / O el tarro". 2
Poco después, mandaron a Bill a Francia, en donde por fin vio la devastación de la guerra; también ahí, descubrió que el vino francés podía producir los mismos efectos que el licor de New Bedford, o el brandy que había introducido a bordo del barco. En esos últimos meses
de 1918 la guerra estaba perdiendo intensidad rápidamente y la unidad de artillería de Bill estaba instalada en un pequeño pueblo de la montaña, lejos del frente. La única vez que él y sus compañeros de artillería estuvieron en un peligro real, fue durante una sesión de práctica de tiro al blanco.
El batallón había colocado sus armas en puestos cavados en un banco y se suponía que tirarían sobre la cumbre de una loma y al campo de más abajo. El banco era un pedazo de lona colocado aproximadamente a quince kilómetros. Se envió a Bill a observar los resultados de la practica; él y sus hombres se colocaron en sus puestos en una trinchera situada alrededor de 300 metros del blanco, utilizando un periscopio para observar la operación desde esa distancia.
Fue disparada el arma número uno y la bala dio prácticamente en el blanco. Bill se entusiasmó y felicitó al grupo por su destreza; pero cuando se disparó el arma número cuatro, repentinamente se dio cuenta que la tierra se abría a su alrededor y "cayeron sobre todos nosotros toneladas de tierra". Arrastrándose por el polvo, descubrió que el arma había sido apuntada directamente a él y a su equipo, que sólo por un milagro de salvaron.
Todavía estaba Bill en el pueblo de las montañas el día en que se firmó el Armisticio. Lo dejaron en Francia hasta la primavera y en los momentos en que estaba desarrollando un paladar para el vino francés, fue embarcado de regreso a casa, para ser separado del servicio.
"Como todos los veteranos que regresaban, pasé por algunas dificultades", recordó posteriormente. "A diferencia de la mayor parte de ellos, yo estaba iniciando el camino hacia un destino que se encontraba en una dirección que, consabidamente no podía haber anticipado cuando desembarqué en la costa de New Jersey, hacia el abrazo con el que me esperaba mi adorable esposa""

Capítulo Tres

Cuando Bill fue desmovilizado del Ejército, ya se había probado a sí mismo que era un líder, y los hombres de su batería de artillería le habían dado un regalo como muestra de su aprecio. Tenía una habilidad reconocida para llevarse bien con otros, y también tenía algo de educación superior, así como facilidad para las ciencias y las matemáticas, y muchos impulsos. También tenía una amorosa esposa, que confiaba en que era inminente que subiera a grandes alturas.
Además, tenía una nueva compañía siniestra: el alcohol. Aunque todavía no aparentaba ser un problema, ya se había establecido un patrón de bebida; cuando se emborrachaba, con frecuencia era en exceso y,
algunas veces, estaba acompañada de un extraño comportamiento y lagunas mentales (amnesias temporales).
En mayo de 1919, Bill fue un hombre libre. Intensamente ambicioso, lleno de grandes sueños para el futuro, no tenía planes específicos para el presente y, como muchos otros veteranos, encontró que era difícil adaptarse. Para él, no fue fácil aceptar su condición de ser otra vez una persona común, sin el grado y los privilegios de un oficial comisionado. "Por ejemplo, me sorprendió mucho en el metro de Nueva York que los guardias no me saludaran y que los pasajeros me empujaran", expresó.
A causa de que no había terminado la educación superior y de que en realidad no estaba capacitado para algún negocio o profesión, también tuvo dificultad para encontrar un empleo.
El padre de Lois, el Dr. Clark Burnham, con el que todavía estaban viviendo Bill y Lois, era hombre prominente en la comunidad de Brooklyn y ayudó a Bill para que obtuviera trabajo como oficinista en el departamento de seguros del Ferrocarril Central de Nueva York. "En realidad, trabajaba para mi cuñado, Cy Jones, que entonces era el jefe de la oficina.
Fue un descenso tremendo después de haber sido un oficial y fue difícil, demasiado difícil de aceptar el que proviniera de mi cuñado. Trabajé ahí durante algunos meses, resulté ser un administrador y tenedor de libros tan malo que el Central de Nueva York me despidió, y eso me produjo una fuerte rebeldía, afirmando que ya le enseñaría a esa ciudad, a esos amigos de Lois y de hecho, a todo el maldito mundo".
El resentimiento de Bill hacia el ferrocarril fue tan intenso, que realmente lo llevó a dar la espalda a todos los puntos de vista económicos conservadores, que había tenido toda su vida. "En esa época, estaba en boga el plan socialista para apoderarse de los ferrocarriles, y en muy poco tiempo, a pesar de mi educación y origen vermontianos, me volví completamente socialista, una reacción que, espero, fuera contra el Central de Nueva York".
Bill tuvo entonces lo que recordaba como un período de "aplazamiento y derrumbe" en su búsqueda de otro empleo. "Por último, acepté un trabajo en uno de los muelles del Central de Nueva York, colocando clavos en los tablones después de que los carpinteros los aserraban y los dejaban ahí; eso hacía que me levantara temprano para ir desde Brooklyn hasta las inmediaciones de la Calle 72, en donde trabajaba y salía corriendo a los sindicatos de Nueva York.
Bueno, ahora ya no era tan socialista. Ponía muchas objeciones a entrar al sindicato y se me amenazaba por la fuerza para que lo hiciera; prefería dejar el trabajo en vez de ingresar al sindicato. Mientras tanto, la bebida avanzaba lentamente".
Lois persuadió a Bill de que hiciera un viaje a pie con ella por Maine, en parte para que reflexionara y, en parte, para alejarlo de la bebida. Desde Boston, tomaron un barco a Portland, Maine, y caminaron desde Portland hasta Rutland, Vermont, llevando mochilas y tiendas de campaña del Ejército.
Un pasaje del diario que Lois llevó durante el viaje muestra lo despreocupados que estuvieron y lo felices que fueron:
"Conocimos a un hombre pelirrojo muy humilde, con la cola de la camisa colgando a través de un agujero en la parte trasera del pantalón quien, con toda propiedad, nunca se dignó dirigir su mirada sobre el chocante espectáculo de una mujer con pantalones. Cuando le preguntamos sobre el Río Saco, dijo que estaba a cinco kilómetros sobre el camino, pero que este verano no había ido tan lejos . . .
Salimos bastante temprano, pero nos detuvimos en el primer arroyo que encontramos y tomamos nuestro baño matinal; aunque estábamos casi en el centro de un lugar llamado Ross's Corners,, pudimos encontrar un lugar aislado. Nos pasó un auto con un caballo amarrado en la parte de atrás . . .
Pasamos la noche a la orilla del Lago Winnepesaukee; espiamos a una marta cazando entre las piedras y oímos a un pájaro bobo que chillaba en la quietud. En esa noche fría las luces del norte eran maravillosas.
Encontramos a un alegre campesino con un sombrero de percal de ala ancha, que le cantaba a su tronco cuando iba llevando el carro cuesta abajo. Nos explicó que su canto animaba a los caballos para que no dieran tumbos".
Después de regresar a Brooklyn, Lois encontró empleo en la Cruz Roja, como terapeuta ocupacional en el Hospital Naval de Brooklyn. Había tomado un curso de terapia ocupacional, mientras Bill estaba en ultramar. A diferencia de Bill, nunca tuvo problemas para conservar un trabajo.
También Bill encontró empleo como investigador en fraudes y desfalcos en la afianzadora United States Fidelity and Guaranty Company. También había dejado de lado su, en cierta forma, vaga ambición de llegar a ser ingeniero y, en su lugar, se había inscrito en las clases nocturnas de la Escuela de Leyes de Brooklyn.
Ante la insistencia de su abuelo, había abandonado la ingeniería y se había decidido por el estudio de las leyes. Aunque no estaba seguro de querer llegar a ser un abogado, sabía que le sería útil un conocimiento de las leyes, sin importar lo que finalmente decidiera al respecto.
En tanto que Bill estaba completando sus planes para ir a trabajar, había contestado un anuncio ciego del Times de Nueva York; para su asombro,
recibió en respuesta una invitación del mismo Thomas Edison, en la que se la solicitaba que fuera a los laboratorios de Edison en East Orange, New Jersey, a una prueba de aptitudes para un trabajo. ¡Una oportunidad venida del cielo, Edison era uno de los héroes de Bill! Aunque el inventor era muy anciano y sus mayores logros habían quedado tras de él, todavía estaba activo.
Cuando Bill llegó a las instalaciones de Edison, lo llevaron junto con otros solicitantes al propio laboratorio de éste - un salón grande, sin pretensiones - y se les dio un examen escrito. Ahí estaba el mismo Edison, sentado en un escritorio barato y maltratado, que se encontraba en una esquina.
Fue una prueba difícil que contenía 286 preguntas; Bill recordó que "en una pregunta, querían que supiéramos cuál era el diámetro de la luna; en la siguiente cuáles eran los tonos de un instrumento de cuerda; en la que seguía, en dónde hacen el mayor número de zapatos; en la otra, qué clase de madera utilizan para las duelas de los barriles de aceite, y así se cubría la variedad. La idea evidente era darse cuenta de si eras observador de lo que leías y de las cosas de la vida en general.
Transcurrió la tarde y la gente terminó sus escritos y se los regresaron, y yo no había terminado. Contesté rápidamente todas las preguntas que pude y volví a empezar, ya que muchas era capaz de calcularlas, como la población relativa y otras cosas científicas, así como otras que puedes recordar si las piensas detenidamente. De esta manera contesté una proporción muy grande de las preguntas de una u otra forma y el anciano se acercó a mí y preguntó si encontraba difícil el examen; la dije que sí, que creía que era muy difícil.
En esos momentos pude verlo muy bien. Había sido uno de mis héroes cuando aspiraba a ser ingeniero eléctrico y recuerdo cómo uno de los que habían sido sus alumnos, que era de la nobleza japonesa, había ido a hacerle una visita y cuando un ayudante llegó con una barra de platino, que sería ruinosamente cara si la aplanaban porque así la echarían a perder; el anciano explotó en un torrente de maldiciones: "Esto va a ser aplanado ¡y tú lo harás!. Haz como te digo, ¿entiendes?, mostrándole que era un viejo autoritario".
En unas semanas más, después de que Bill empezó a trabajar en la U.S. Fidelity and Guaranty Company, lo llamó un reportero del Times de Nueva York para entrevistarlo ¡como uno de los ganadores de la prueba de Edison!. Poco después, Bill recibió una carta personal de Edison invitándolo a ingresar a los laboratorios como investigador en el departamento de acústica. En la prueba, Bill había demostrado un conocimiento considerable del sonido y los instrumentos de cuerda, lo que evidentemente tenía relación con su interés en la radio y el violín.
Recibir una oferta de Thomas Edison debe haber reforzado tremendamente a Bill, incluso podría haber ayudado a compensarle su
vergüenza por fracasar en sus exámenes de admisión al M.I.T. Se sabía muy bien que Edison daba un gran valor a la perseverancia y que atribuía parte considerable de su propio éxito al rechazo a rendirse. A pesar de lo tentadora y halagadora que tuvo que ser la oferta, Bill no la aceptó; en sus recuerdos del incidente, nunca ofreció una razón para su negativa.
Entre tanto, ya había empezado a trabajar para la compañía afianzadora y le estaba interesando, teniendo así su primer vislumbre del Wall Street y del mundo de las finanzas.
Aunque Bill ya no esperaba ser ingeniero, continuó interesándose en la radio con la que una vez había impresionado a sus vecinos de East Dorset. "Ahí, en la calle Amity, construí uno de los primeros aparatos superheterodinos hechos por un aficionado", recordó Bill. "Luego empecé a construir aparatos para vender y de esa manera ganamos un poco de dinero". Su taller estaba en un desván del edificio en el 142 de la Calle Amity, en el que Lois y él tenían ahora su propio departamento. "Superheterodino" era el circuito para seleccionar la frecuencia y amplificar; éste, que ahora es un tipo común de circuito, fue un gran adelanto en aquellos primeros años de la radio. Lois recordó que los aparatos de Bill podían captar estaciones tan lejanas como Dallas, Minneapolis y Los Angeles. (Uno de los aparatos todavía funcionaba perfectamente cuando 20 años después se mudaron a Bedford Hill).
Este no fue el único uso que dio Bill a su ingenio. La prohibición era un nuevo hecho de la vida. La 18ª. Enmienda a la Constitución se había convertido en ley, en enero de 1920.
Esta no intimidó a Bill más de lo que disuadió a cualquier otro bebedor serio. El compraba uvas y las presionaba en grandes cazuelas. Recordó con frecuencia que bebía el vino antes de que estuviera medio fermentado.
Mientras tanto, la vida de los Wilson a principios de los veinte, ya estaba problematizada por la forma de beber de Bill, y también fue una época de crecimiento. Bill prosiguió sus estudios de leyes durante más de tres años y llenó los requisitos para que le dieran un diploma; sin embargo, estaba demasiado borracho para pasar el examen final. "Lo hice en el otoñó y luego exigí mi diploma y nunca me lo dieron, ya que se suponía que me presentaría en el siguiente acto de entrega de títulos", dijo. "Pero nunca me presenté y mi diploma como graduado en leyes todavía descansa en la Escuela de Leyes de Brooklyn. Nunca regresé por él y tengo que ir antes de morir". 1
Los Wilson deseaban profundamente hijos durante el verano de 1922, Lois llegó a estar embarazada. Fue el primero de tres embarazos extrauterinos que iba a sufrir. En un embarazo extrauterino, el embrión se desarrolla fuera del útero, en el caso de Lois, en una de las trompas de Falopio.
Después del segundo embarazo desafortunado, Bill y Lois se vieron obligados a enfrentar el hecho de que nunca tendrían hijos propios. Dijo Lois: "Incluso cuando estaba borracho, Bill tomaba esta abrumadora desilusión de buena gana y con bondad hacia mí. Pero su manera de beber había aumentado constantemente y sus combates con el alcohol se habían vuelto cada vez más frecuentes.
Años después, cuando estuvieron mejor económicamente, solicitaron la adopción de un hijo. Aunque esperaron largo tiempo y preguntaron varias veces, en cada ocasión se les decía que no habían encontrado un niño apto para ellos. Bill estuvo seguro siempre de que no les dieron un hijo, por su forma de beber. 2
Aunque el alcoholismo de Bill Afectó los primeros años de su matrimonio, no progresó lo bastante para interferir seriamente con su trabajo. Estaba probando que era un investigador capaz. Algunas de sus investigaciones lo llevaron a Wall Street y a casas corretaje de acciones. Justo estaba empezando el gran auge del mercado de acciones de los veinte y la gente ya estaba haciendo fortunas en el mercado; Bill se encontró sumergido en este nuevo mundo excitante. Además de leyes, Bill estudió los asuntos comerciales y empleó los limitados ahorros de la pareja en un programa de inversión, cuando demostraba que, aunque escaso, era espectacular. "Al vivir con modestia, mi esposa y yo habíamos ahorrado 1,000 dólares", refirió; "examinaba cuidadosamente ciertos valores, que entonces estaban baratos y más bien no eran populares, y acertadamente imaginaba que algún día podían subir mucho".
Bill estaba interesado principalmente en acciones de aparatos eléctricos y de servicios públicos. "Lois y yo teníamos dos acciones de la General Electric, por las que la gente pensaba que habíamos pagado una suma fabulosa, ya que cuando las compramos estaban a 180 dólares la acción", recordó. Había acertado respecto a su potencial de crecimiento. "Al subdividirse, estas mismas acciones llegaron a valer cuatro o cinco mil dólares cada una".
Bill se dio cuenta de que gran cantidad de gente hacía mucho dinero comprando y vendiendo acciones sobre la base de muy poca información, y otros perdían mucho mediante ignorancia similar. Decidió que para una inversión prudente, se necesitaba una información más completa acerca de las fábricas y de las administraciones que representaban las acciones.
Una idea poco común en los veinte tuvo por resultado que Bill se convirtiera en uno de los primeros analistas de valores. Hoy, sería inconcebible comprar acciones de una compañía sin saber algo acerca de su administración, mercados y perspectivas de negocios. Las firmas de agentes de acciones, los bancos y las compañías privadas tienen grandes departamentos para estudiar las compañías e industrias; los investigadores de hoy tienen acceso a las computadoras y a los bancos
de almacenamiento de datos. De hecho, Bill fue uno de los primeros en darse cuenta de que los inversionistas debían fijarse en el valor real que está detrás de las acciones; tal como lo consideró: "Tuve la sensata idea yanqui de que es mejor mirar los dientes del caballo antes de comprarlo".
Sus amigos de Wall Street no creyeron gran cosa en su idea y se rehusaron a invertir en un extenso viaje que Bill les había propuesto hacer ahora, para investigar las plantas y su dirección. Sí interesó a Frank Shaw, esposo de la mejor amiga de Lois; éste era un yanqui de Maine, de agudo talento, que había empezado como especulador con algún dinero del capital de su esposa; ya tenía más de un millón de dólares, y como dijo Bill, "bien pudo saber a qué me estaba refiriendo". Aunque se rehusó a respaldar el proyecto, pidió ver cualquier informe que escribiera Bill.
Aunque no tenía ninguna garantía de que Shaw o cualquier otro pudiera darle dinero por sus reportes, Bill estaba tan fascinado con General Electric y algunas otras industrias, que decidió emprender una minuciosa investigación, con o sin respaldo financiero.
Lois y él tenían una motocicleta equipada con sidecar, que habían comprado para sus viajes a la playa; ahora, cargada con una tienda de campaña, mantas, un baúl del ejército lleno de ropa, equipos para cocinar y acampar, un conjunto de Manuales de Moody (libros de referencias financieras) y el poco dinero que poseían. En abril de 1925 dejaron sus empleos y su apartamento y salieron para Schenectady, a "investigar" la Compañía General Electric.
Bill describió la reacción de sus amigos ante el proyecto: "Pensaron que se le debía llamar una misión de locos". De hecho, Lois y Bill estaban e lo que "era un asunto de ellos", que en 1925 era algo nunca visto. Les encantaba acampar, existía el atractivo del viaje y estaban haciendo exactamente lo que querían hacer. Lois también tenía una agenda escondida: "Estaba tan preocupada por la manera de beber de Bill que quería alejarlo de Nueva York y sus bares. Me sentía segura de que durante un año al aire libre yo sería capaz de corregirlo".
¿Cómo se sintió Bill en ese tiempo respecto a la bebida? "No podía darle importancia, excepto de vez en cuando al suceder un episodio humillante", recordó.
Al ir en camino el matrimonio Wilson, difícilmente tenían el aspecto de gente que estaba embarcada en una empresa de negocios. Su pequeño vehículo explotaba en cada grieta con los libros, la radio, la estufa de gasolina, un colchón, el baúl de ropa, y en el sidecar, colocado arriba de todo eso, iba colgado Bill, prendido a las cuerdas que lo sujetaban. Lois iba manejando.
Su primera parada fue en East Dorset, en donde se quedaron en el chalet de los Burnham en el Lago Esmeralda. El abuelo de Bill, Fayette Griffith, había muerto el año anterior y, en 1921, murió su abuela Ella; además, Bill tenía muchas tareas por hacer en relación al establecimiento de un plan de trabajo.
Ahí se dieron cuenta de que su empresa ocuparía más tiempo de lo que habían pensado y su escasa provisión de dinero iba disminuyendo. Cuando llegaron a Schenectady sólo tenían unos cuantos dólares.
La situación de estar casi sin un centavo, no impidió que Bill se pusiera su único traje de buen aspecto y se encaminara a las oficinas principales de General Electric, en donde anunció que era un accionista y quería cierta información acerca de la compañía. "En realidad no sabían qué hacer conmigo, de eso me pude dar cuenta", recordó: "conté esa ingenua historia de que era un pequeño accionista, y no sabían si hablar poco o mucho; justo ahí, para mí empezó a ser evidente que tenía una aptitud especial para extraer información, porque de ella obtuve un par de cosas que tenían algún valor; pero no pude conseguir trabajo ahí". Había pensado que un empleo le posibilitaría hacer una investigación más completa.
Bill y Lois estaban desesperados por obtener un empleo. Después de tres días de búsqueda, contestaron el anuncio de una pareja de campesinos que necesitaban ayuda para la cosecha. Cuando llegaron a la granja de los Goldfoot en Scotia, Nueva York, en medio de una tormenta, se dieron cuenta de que los Goldfoot distaban mucho de ser la imagen de la prosperidad. Por su parte la pareja de campesinos, miró de arriba a abajo a los Wilson y se mostró reacia a contratarlos. "Pero insistí que sabía ordeñar y conocía las tareas del campo, mientras Lois declaraba que podía cocinar, lo cual era una maldita mentira", recordó Bill; "tenía un libro de cocina, pero creyó que podía cocinar para una granja. Así que empezamos a levantarnos a las cuatro de la mañana y Lois, basándose en el libro de cocina, empezó a hacerse cargo de ella, lo que dejaba a los viejos y a mí afuera, en el campo".
Al principio, el trabajo agotador casi mató a Bill, pero cerca de diez días después, estuvo en condición e incluso fue capaz de ocupar algunas horas en estudiar sus Manuales de Moody, después de haber terminado la jornada de trabajo.
Ahora, les sucedió algo de una suerte increíble: ¡descubrieron que la granja de los Goldfoot lindaba con los laboratorios de investigación de radio de la General Electric: "Así que adquirí el hábito de ir por las noches a los alrededores del laboratorio para hacer amistad con los muchachos", dijo Bill, "y muy pronto estaba dentro del lugar, y vaya con lo que supe de la radio, ya que podía ver muchas cosas. Obtuve un avance de toda la industria de la radio con cinco y diez años de anticipación, vi el inicio de las películas sonoras; vi las radios superheterodinas y las consolas, la reproducción magnética y del tono, y
la comunicación telefónica por onda corta". Empezó a enviar informes que impresionaron a sus amigos de Wall Street. "Sólo fue una abertura y caí justo en ella", recordó.
Bill ayudó a producir sus propias "aberturas". Tenía habilidad para ver y escuchar, para reunir ideas, posibilidades, teorías y hechos de toda fuente disponible. Podía digerir y sintetizar esa información y luego presentarla en una forma lógica y sintética que casi cualquiera podía entender. "Este viaje me dio el tiempo y el material para satisfacer lo que para mí es el mejor pasatiempo del mundo: la construcción de teorías. Nada parece darme tanto placer cómo desarrollar una teoría a partir de un conjunto de hechos, y después comprobar que está justificada". Si unos cuantos hechos señalaban la existencia de un principio o una ley, Bill los pondría a prueba para ver si funcionaban en otros casos y, así, tenían una aplicación general. Siempre estaba consolidando lo que trabajaba, mientras que dejaba a un lado las teorías que no probaban ser ciertas o que presentaban peligros conocidos.
Se había dado cuenta de que los campesinos y otra gente de la región utilizaban mucho cemento y de que una cantidad considerable iba a dar a las carreteras de concreto. En los Manuales de Moody encontró varias empresas de cemento que le parecieron tener el mérito suficiente para investigarlas más de cerca. Una que le llamó la atención fue la Giant Portland Cement de Egipto, Pennsylvania, cerca de Allentown. Los Wilson decidieron que Egipto sería su siguiente escala.
La motocicleta le dio a la joven pareja la libertad para viajar; pero la "fuga geográfica" de Lois no funcionó.-
Recibieron sus 75 dólares por el trabajo del mes con los Goldfoot y se marcharon. Habían trabajado tan bien en el campo que, de hecho, los Goldfoot, que se habían mostrado tan escépticos cuando llegaron los Wilson, les escribieron al año siguiente para pedirles que regresaran, ¡con un aumento!.
Bill y Lois colocaron su tienda de campaña en un terreno cerca de Egipto durante una tormenta de viento y lluvia que duró cuatro días. Cuando llegó un vecino con una botella, Bill empezó a beber y cuando aquél se despidió, Bill fue al pueblo a comprar otra. En realidad ésta fue una de las pocas borracheras durante todo el viaje que se prolongó varios días y, así, en cierta forma, su año fuera de Nueva York tuvo el efecto que había esperado Lois; eso ayudó a retardar la progresión del alcoholismo de Bill.
En otro episodio, cuando Bill se había abastecido del licor suficiente para el fin de semana, también Lois decidió emborracharse, para "poner ante él un espejo y mostrarle lo tonta que se ve una persona cuando está borracha". Por supuesto, su plan fracasó ya que Bill, borracho como una cuba, pensó que era una diversión maravillosa y continuamente la animaba a beber más. A la mañana siguiente, mientras ella sufría los
efectos de la cruda, Bill, sentado tranquilamente, curaba su leve malestar dando sorbitos del mismo licor.
Bill se las arregló para introducirse en la fábrica Giant, en la cual descubrió algunos hechos importantes: "Me di cuenta de la cantidad de carbón que consumían para hacer un tonel de cemento", dijo; "leí el contador de consumo de fuerza y vi en qué proporción se gastaba; observé la cantidad del producto que embarcaban, tomé los estados financieros, y esta información, junto con el descubrimiento de que acababan de instalar un equipo más eficiente, significaba un mundo de ahorro en los costos de producción. Supuse que estaban fabricando cemento a menos de un dólar el tonel, lo cual estaba muy por abajo de la línea de costos, y la acción se cotizaba todavía en el mercado de Filadelfia a cifras muy bajas, aproximadamente a menos de 15 dólares cada una".
Frank Shaw se impresionó y, basado en los informes de Bill, su firma compró 5,000 acciones de Giant Portland Cement y 100 para Bill. El precio real de compra fue de 20 dólares, que rápidamente subió a 24, dando a Bill una utilidad de 500 dólares y convenciendo a los socios principales de la firma de Shaw, la J. K. Rice Company, de que Bill sabía lo que estaba haciendo, Bill recibió ahora la señal de seguir adelante para ver otras compañías e industrias y le autorizaron a retirar dinero contra la subida de precio de sus acciones de Giant, que finalmente llegaron a valer 75 dólares cada una.
En su motocicleta, Bill y Lois se encaminaron hacia el sur. En Washington, D.C., disfrutaron por fin del raro lujo de un cuarto de hotel. Ella llamó a Peggy Beckwith, la bisnieta del Presidente Lincoln, que veraneaba en la propiedad de su familia, en Manchester. Las dos jóvenes visitaron la Galería de Arte Corcoran y luego comieron en la casa de Georgetown de Peggy, todo un giro para la reciente condición de vagabunda de Lois. Por su parte, Bill fue a la Oficina de Patentes de los Estados Unidos y a la Biblioteca del Congreso.
Cuando se les acabó el dinero en Washington, se pusieron otra vez en camino, atravesando las Carolinas y Georgia. Al seguir su camino hacia el sur, Bill hizo un número de investigaciones importantes: la Aluminium Company of America, la American Cyanamid, la compañía de tubos de hierro U. S. Iron Pipe, la de electricidad Southern Power Company, además de la situación de la propiedad en Florida.
En Fort Myers, Florida, visitaron a la madre de Bill, que se había vuelto a casar y vivía ahí con su nuevo esposo, el Dr. Charles Strobel, en una casa barco de doble cubierta.
El Dr. Strobel había sido el médico general de Emily desde la época de East Dorset y en esos días vivía en Rutland; también era especialista de cáncer y durante algún tiempo estuvo conectado al Memorial Sloan-Kettering Hospital de la Ciudad de Nueva York. Después de que Emily -
que ahora era la Dra. Emily - se casó con él en 1923, vivieron algún tiempo en Florida, en donde su hijo y nuera los visitaban ahora.
En la primavera, Bill y Lois se dirigieron de nuevo hacia el norte todavía viajando en motocicleta y acampando. Entre sus escalas estuvieron la compañía de fosfatos, Coronet Phosphate Company y la de carbón, hierro y el ferrocarril, Tennessee Coal, Iron and Railroad Company; había otras plantas que Bill quería investigar, pero también querían estar de regreso en Brooklyn a mediados de junio, ya que Kitty, la hermana de Lois, se casaría el día 17.
Cerca de Dayton, Tennessee, terminó abruptamente la parte de su viaje que hicieron en motocicleta, ya que Lois no pudo dar una vuelta en el camino debido a la arena profunda. Lois se lastimó la rodilla y Bill que iba en el sidecar, salió volando sobre la cabeza de ella y se rompió la clavícula. Pasaron los diez días siguientes en un hotel de Dayton recuperándose de sus lesiones, y por último, embarcaron la motocicleta y el equipo hacia Brooklyn y tomaron el tren a Nueva York, llegando a Brooklyn justo a tiempo para que Lois fuera cojeando por el pasillo como madrina de Kitty.
Era junio de 1926 y Bill estaba en el umbral de lo que prometía ser uno de los períodos más emocionantes de su vida. Sus informes financieros a Shaw estaban teniendo un éxito enorme y se le dio un puesto en la firma, una cuenta de gastos y una línea de crédito de 20,000 dólares para comprar acciones. Describió esto así:
"Durante el año siguiente, la fortuna derramó dinero y aplausos en mi camino. Había llegado. Muchos seguían mi criterio e ideas al tono de millones de papel; el gran auge de finales de los veinte hervía y aumentaba de volumen, la bebida se estaba convirtiendo en una parte importante y estimulante de mi vida, se vociferaba en los salones de jazz de la parte alta de la ciudad, todo mundo gastaba los miles y hablaba de millones, los burladores se burlaban y eran burlados, y yo me convertí en el anfitrión de los amigos de ocasión".
Bill había acertado al creer que su investigación sobre el terreno rendiría buenos resultados. Lois se había equivocado al creer que un año lejos de los bares de Nueva York pondría fin a la manera de beber de Bill.